“Por Dios, sacadme de
aquí”
La familia Lutz adquiere una lujosa propiedad
con embarcadero muy por debajo de su precio de venta. El motivo es que, apenas
un año atrás, una familia completa había sido)asesinada en la vivienda por el hijo
mayor en un crimen sin explicación aparente. A los pocos días de trasladarse a
su nuevo hogar, los Lutz comienzan a experimentar una serie de fenónemos
extraños que hacen mella especialmente en el cabeza de familia, hasta el punto
de alterar su personalidad hasta límites casi homicidas.
El 14 de Noviembre de 1974, el joven Ronald
DeFeo asesinó a sangre fría y mientras dormían a sus padres y cuatro hermanos
en una masacre que adquiriría tintes aún más siniestros cuándo el acusado alegó
que unas voces en la casa le había obligado a cometer la matanza. Cuándo un año
más tarde la propiedad fue adquirida por la familia Lutz, quienes poco después
abandonarían precipitadamente el lugar para no regresar jamás mencionando
igualmente fenómenos inexplicables que habían puesto en riesgo sus propias
vidas, el 112 de Ocean Avenue en Amityville se convertiría en uno de los
referentes mundiales en lo que respecta a casas encantadas. Terror en Amityville se basa
en la novela de Jay Anson, Horror en Amityville, donde se relatan los
veintiocho días que George y Kathy Lutz pasaron en la vivienda junto a los tres
hijos del matrimonio antes de abandonarla a la carrera para no volver jamás.
Toda esta historia sobrecogedora quedaría deslucida tiempo más tarde al quedar
bastante evidenciado que, en la historia de los Lutz asomaban no pocos indicios
de fraude, fundamentados principalmente en unas deudas familiares
insoportables. Pero no importaba, Horror en Amityville se había convertido en
un best seller, la película basaba en este relato en un éxito de público
generadora de multitud de secuelas y Amityville ha quedado ya marcado a fuego
en el imaginario colectivo como sinónimo de casa encantada y terror.
Samuel Z. Arkoff, productor muy ligado
durante toda su carrera profesional al terror, y que, entre innumerables obras
de género tan conocidas como El abominable Dr Phibes, Drácula negro o Vestida
para matar, ejercería esta labor en buena parte de la filmografía que Corman
dedicó a la obra de Edgar Allan Poe, vio en la historia de Amityiville un filón
a la hora de ofrecer una película de terror a la altura de clásicos de esa
misma década de los setenta como El exorcista (película a la que Terror en
Amityville debe mucho) o La profecía. Si bien es cierto que a nivel de calidad
artística el presente título está bastante por debajo de las obras citadas, la
película ha logrado alcanzar con el tiempo un status de título de culto, siendo
generadora además de una saga plagada de secuelas y remakes que han hecho de
Amityville uno de los títulos clásicos dentro del cine de terror contemporáneo.
El director escogido para filmar la historia sería el artesanal Stuart
Rosenberg, quien entre su filmografía cuenta con títulos tan interesantes como
La leyenda del indomable, San Francisco, ciudad desnuda o Brubaker, quien
ofrece un trabajo formal, lejos de efectismos y muy en la línea de la vieja
escuela de cine, algo que hace que Terror en Amityville haya envejecido algo
peor que títulos coetáneos de terror en lo que respecta a su estilo y recursos
cinematográficos, pero que por otro lado la han cubierto de un poso de clasicismo
inocuo y que delimita un estilo visual y conceptual a la hora de filmar que
ahora mismo podemos ver reconocido en películas contemporáneas tan exitosas
como Expediente Warren y su secuela.
La película se sustenta en un acertado trío
de intérpretes principales. De una parte tenemos a James Brolin, galán en los
ochenta gracias a la serie Hotel y más conocido hoy en día por ser el padre de
Josh Brolin que por una longeva carrera en la que encontramos títulos tan
interesantes como Capricornio Uno, Almas de metal o, más recientemente,
Traffic. Brolin logra encarnar con gran acierto a un George Lutz cuyo
comportamiento va mutando de manera gradual, pasando de ser un cabeza de
familia protector y cariñoso a un tipo reservado, huraño y de mal genio. La
recientemente fallecida Margot Kidder, para toda una generación la Louis Lane
del Superman encarnado por Christopher Reeve, da vida por su parte a la esposa
de George, quien vive el cambio de personalidad de su marido entre la
preocupación y el miedo, ofreciéndonos la actriz un rol lejano a sus papeles
más conocidos, donde solía ejercer de mujer fuerte e independiente. El veterano
Rod Steiger (Yuma, El día más largo, Doctor Zhivago, Waterloo, Agáchate maldito…)
es el tercer personaje principal en discordia, dando vida a un sacerdote extremadamente
preocupado por el devenir de la familia Lutz, y cuyo protagonismo y relación
con el joven padre Bolen, así como la aparición en escena del detective
Gionfrido, viene evidentemente marcado por el éxito que pocos años atrás había
tenido El exorcista. Curiosamente la dupla protagonista siempre manifestó de
manera abierta su escepticismo hacía el relato de los Lutz, a quienes llegaron
a conocer personalmente, en una maniobra comercial ciertamente desafortunada
por su parte a la hora de vender la película al público.
La película adolece de un ritmo lento pero
sostenido, y aunque habría funcionado mejor con un minutaje inferior a sus casi
dos horas, hay que reconocer que en ningún momento llega a aburrir o resultar
soporífera. En ese aspecto Rosenberg logra impregnar en la película de una manera
gradual y medida de ese malestar que acecha a la familia protagonista y que va
poco a poco evolucionando desde pequeñas señales indicativas a finalizar con
una aterrorizada huida a ninguna parte por el incontrolable flujo de fenómenos
inexplicables provenientes de la casa y que amenazan con convertir al personaje
de George Lutz en un nuevo homicida múltiple, tal y como había sucedido poco
antes con la familia DeFeo. No es Terror en Amityville una película que recurra
a los sustos fáciles o golpes de efecto a la hora de tratar de meter miedo al
espectador, de hecho hay una práctica ausencia en la cinta de efectos
especiales, algo sintomático en una película de género de terror, ya que como
apuntamos, se trata de una película que trata de llegar a generar desazón de
manera gradual y creíble, algo a lo que no cabe duda, ayuda ese halo de realidad
que soporta la película fruto de estar basada en acontecimientos
pretendidamente reales.
Apoyada en una notable partitura musical obra
de Lalo Schifrin que utiliza tanto cánticos infantiles, algo especialmente
inquietante por la forma en que son insertados en la historia, como una
percusión agónica en los momentos de mayor tensión, Terror en Amityville
contiene no pocos momentos acertados en lo que a la composición de escenas se
refiere, como el momento en el que el Padre Delaney trata de bendecir la casa
sin llegar a conseguirlo, siendo atosiago por infinidad de moscas, en una de
las secuencias más conocidas de la cinta llegando a ser parodiada en Scary
movie 2, hasta tener que huir de la propiedad angustiado por el terror que
experimenta en su interior, o la escena en la que la joven niñera queda
atrapada en uno de los armarios de la vivienda por horas. En ambos casos el
realizador juega con los momentos de angustia que tienen lugar en el interior
de la propiedad contraponiéndolos con situaciones de asueto producidos en el
exterior de la casona y haciendo esta diatriba más evidente en base a un
montaje en paralelo de estas secuencias.
Pero si hay un elemento que canaliza toda la
atención del espectador, llegando a convertirse en elemento central de la saga
e icono del cine, no solo de casas encantadas, sino de terror, es la imponente
casona donde tienen lugar los hechos, y que es una reconstrucción fidedigna de
la auténtica villa ubicada en el 112 de Ocean Avenue. Destaca por encima de
todo del conjunto arquitectónico, un lateral con formas cuasi de rostro humano coronado
por dos imponentes y enormes ventanales, los cuales se asemejan a dos grandes
ojos, y que confieren a la vivienda de una personalidad casi maligna, humanizándola
hasta convertirla en un personaje más de la película, el personaje más acertado
de la misma y que más ha calado en el imaginario colectivo.
Denostada por la crítica pero apoyada
masivamente por el público hasta convertirla en un éxito de taquilla
incontestable, Terror en Amityville se convertiría en un título seminal dentro
del cine de casas encantadas, y que acabaría por ser el germen de toda una
larga e irregular franquicia cinematográfica que ha sacado partido a una
terrible tragedia de partida para colocar sobre el mapa una lujosa casa de
estilo colonial atenazada por una leyenda negra que la ha marcado y marcará de
por vida.
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