“La
noche que él llegó a casa”
Con tan solo seis años,
Michael Myers asesina a sangre fría a su hermana mayor asestándole numerosas
puñaladas con un enorme cuchillo de cocina. Enclaustrado desde entonces en una
institución mental, transcurrirán quince años para que este asesino sin alma
escape y se traslade hasta Haddonfield, su lugar de residencia, y en la misma
fecha del fatídico crimen, 31 de Octubre, la noche de Halloween.
John Carpenter escribió y
dirigió, con tan solo dos películas más a sus espaldas, uno de los títulos
señeros del cine de terror de los últimos cuarenta años, consiguiendo de paso
filmar una de las películas independientes más rentables de la historia del
cine, multiplicando su recaudación más de doscientas veces su presupuesto.
Carpenter además no se limita a estas dos funciones, componiendo paralelamente
un score central que es pura historia del cine de terror, y que con tan solo
cuatro notas de piano ha quedado grabado a fuego en la memoria de todo aficionado
al género que se precie. No podemos obviar sin embargo la participación de
Debra Hill, coautora de la historia junto al propio director, y mano derecha de
este tanto en la presente cinta como en producciones venideras tan conocidas
como La niebla o 1997, Rescate en Nueva York. Citar asimismo como necesaria
para llevar a buen puerto la película la producción de Moustapha Akkad, quien
ejercería dicha función a lo largo de
toda la saga y hasta su fallecimiento en 2005.
Donald Pleasance encabeza el
reparto de la cinta, homenajeando de paso a uno de los personajes protagonistas
de Psicosis, Sam Loomis, siendo la presencia de Pleasance el principal reclamo
interpretativo de la película, dada su extensa trayectoria profesional hasta el
momento de estrenarse la cinta. Pleasance, que continuaría ligado a la
franquicia en varios de los títulos posteriores, es uno de esos actores
todoterrenos capaces de participar en lujosas producciones como La gran evasión
o Solo se vive dos veces, así como trabajar en mediocres cintas italianas de
serie B de directores tan subversivos como Luigi Cozzi o Antonio Margheriti.
Pleasance mantendría con Carpenter una colaboración que abarcaría además de La
noche de Halloween títulos como 1997, Rescate en Nueva York y El príncipe de
las tinieblas. El trío de jóvenes víctimas de Myers lo integran Nancy Loomis,
con una breve carrera interpretativa, en su mayoría ligada a Carpenter, P.J.
Soles, a quien ya le había tocado sufrir anteriormente en Carrie, de Brian De
Palma, y muy especialmente Jamie Lee Curtis, en el que sería su debut en el
cine. Jamie, hija de Tony Curtis y Janet Leigh (víctima en la famosa escena de
la ducha de Psicosis, nuevamente la película de Hitchcock se cruza en el camino
de Halloween), se convertiría, gracias al éxito de la cinta, en la scream queen
por excelencia del cine de terror del momento, rol que además seguiría
desempeñando en títulos posteriores como La niebla, del propio Carpenter, Prom
night o El tren del infierno. La joven actriz sería junto a Donald Pleasance la
otra gran figura nexo de unión de varias de las películas que vendrían después.
¿Y qué hay de Michael Myers? El icónico papel de Myers, que de hecho es
mencionado en los títulos de crédito finales de la película como la figura, y a
excepción del momento en que le arrancan la máscara, fue interpretado por Nick
Castle, viejo conocido y amigo de Carpenter y siempre ligado al mundo del cine,
bien en su faceta como director o colaborando en guiones de entre otros, el
propio Carpenter.
La noche de Halloween
arranca con una escena icónica y objeto de estudio por su perfecta
planificación y filmación, ya que se trata de un plano secuencia magistral que
además supone una mirada subjetiva del propio personaje de Myers, y que culmina
con el asesinato de su hermana y el momento posterior, en el que sus padres le
arrancan del rostro la máscara de payaso que llevaba durante el crimen, instante
en que la cámara abandona su papel como mirada del propio niño para mostrar el
resto de la secuencia desde la objetividad que da el hacer la toma desde una grúa
que eleva el plano. Este hecho no es baladí, ya que es toda una declaración de
intenciones de un director que, tomando una película de encargo, deja patente y
bien patente su pericia técnica a la hora de rodar y mover la cámara. Y es que
con tan solo treinta años, John Carpenter ya mostraba unas hechuras y
constantes fílmicas, unas evidentes marcas de la casa, que le convertirían en
un referente no solo dentro del cine de terror, sino dentro de lo que podría
considerarse cine de autor.
La película se apoya en todo
momento en un manejo magistral del suspense, con una secuencia post créditos igual
de terrorífica que el brillante prólogo, y que muestra la fuga de Myers del
centro psiquiátrico, donde vemos a todos los perturbados de la institución
deambular entre la lluvia como indisimulados émulos de zombies. Carpenter deja
patente con La noche de Halloween que tiene una gran pericia narrativa, y la
demuestra en esta ocasión aguantando los tiempos pero sin llegar a hacer la
escena excesivamente monótona, no tiene prisa por mostrar el momento del
asesinato, y prepara dicho instante con precisión quirúrgica para que sea lo
más impactante posible. Y habida cuenta del legado que creó parece ser que
consiguió su propósito
Hay que destacar la
intencionalidad de Carpenter, ya desde la propia escritura del guion, por dotar
al personaje de Myers de un aura casi fantasmal, de hecho son numerosos los
momentos en que se insiste se trata de el hombre del saco, el mal en estado
puro. Refuerza esta idea mostrando a Myers prácticamente durante todo el
metraje de soslayo, mediante reflejos, planos alejados, dejándole asomar en
plano unos segundos, apoyando además su presencia mediante una respiración
constante y tenebrosa. La máscara del personaje es otro elemento
deshumanizador, una careta blanca de tinte espectral, una careta por otro lado
con historia, ya que se trata de una máscara de merchaindising que representaba
la imagen del capitán Kirk, de la famosa serie de televisión posteriormente
llevaba a la gran pantalla Star Trek, la cual fue pintada de blanco y
ligeramente modificada para de ese modo entrar directamente en la iconografía
del cine de terror. Se crea de esta
manera un villano deshumanizado y por ende inmune psicológicamente, a lo que no tardaría en
sumarse una invulnerabilidad física, lo que lo hace todavía más aterrador, ya
que nada lo detiene.
Por último reconocer en La
noche de Halloween el pistoletazo de salida para la emersión de todo un
subgénero dentro del cine de terror como es el slasher, un tipo de cine que si
bien no era nuevo del todo (todos recordamos Black Christmas de 1974 por poner
un ejemplo notorio, o el propio giallo italiano sobre el que se fundamentaría
el mismo slasher), sí que encontró en la película de Carpenter no solo uno de
sus máximos exponentes, sino una suma de ideas, tópicos y constantes que a partir
de entonces veríamos reproducirse hasta llegar a colapsar las carteleras en la
primera mitad de la década siguiente. Así, el personaje de Laurie representa a
la final girl por excelencia, una joven apocada, incluso algo timorata y
virginal, que sin embargo acaba convertida en merecida superviviente cuándo
saca su lado más batallador frente a su acosador. Frente a este personaje
tenemos a su opuesto representado en toda esa retahíla de protagonistas del
todo liberales que incumplen de manera constante y consciente las normas más
básicas de la moral apostando por la promiscuidad, el sexo libre y el consumo
de drogas, y que acabaran pagando ese libertinaje con su vida, en la mayoría de
ocasiones mediante el uso de armas blancas y no de manera casual, ya que
representan cierta semejanza y metáfora de tintes fálicos, como sucede por
ejemplo con el enorme cuchillo utilizado por Myers. Otra constante que veremos
a raíz de La noche de Halloween es la creación de un antagonista con una
destacada entidad propia, no basta con que se trate de un asesino al uso, sino
que hay que crear un personaje que tanto visual como conceptualmente tenga
fuerza. Y a nadie se le escapa, que dentro de su aparente banalidad, Michael
Myers ha entrado a formar parte por derecho propio de la historia del cine de
terror, generando una franquicia de películas que a día de hoy sigue de vigente
actualidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario