Ana, enfermera de un hospital de Milwaukee,
despierta en la mañana tras una tarde de trabajo ciertamente caótica tras lo
que padece un estallido de ataques indiscriminados entre la población. Su
vecina, una niña de unos doce años, se encuentra en el quicio de la puerta de
su habitación, abalanzándose inesperadamente sobre su marido a quien secciona
la garganta de un brutal mordisco. Este fallece entre estertores de sangre
segundos más tarde para inmediatamente volver a la vida tratando de
atacar a su mujer como instantes atrás acababa de hacer la niña consigo mismo.
Cuándo la mujer logra escapar de su hogar se encuentra con unas calles sumidas
en la muerte y el caos. Las personas se atacan entre ellas en un maremagno de explosiones,
muertes y accidentes de tráfico.
Excelente carta de presentación de Zack
Snyder que debutaría con un remake del clásico de George A. Romero Zombie
(1978) con capacidad para desmarcarse rápidamente de su fuente de inspiración
tomando su propio camino, convirtiéndose por méritos propios en piedra angular
del sub género zombie del nuevo milenio y cuyo éxito desembocaría en toda
una eclosión de cine, literatura y moda por lo zombie que hoy en día aún
perdura. Snyder iniciaba de esta manera una más que interesante carrera
cinematográfica amparada en el predominio de un estilo visual en constante
búsqueda de la innovación, como así lo atestiguan títulos como 300, Sucker
Punch o Watchmen, una de las mejores adaptaciones al cine del mundo del cómic,
sino la mejor. Es por ello, su énfasis en el apartado de la imagen,
precisamente que muchos han denostado el trabajo de un cineasta que por lo
menos ha sido capaz de crear una marca de agua en su cine y que, efectos
visuales y ópticos aparte, se ha desmarcado como un estupendo narrador de
historias, como así quedaba constancia con su opera prima.
La cinta se inicia con un prologo brutal que
finaliza con una secuencia que sería mil veces imitada con posterioridad,
incluso plagiada directamente como sucediera en la quinta entrega de Resident evil
Venganza, de Paul W. Anderson, y que muestra con total acierto como sería un
brote zombie en un pequeño barrio residencial de clase media con el caos, la
muerte, el terror y la sorpresa tomando las calles. Llegamos de esta manera y
tras únicamente cinco minutos de metraje a situar al espectador en medio de la
acción para ser testigos de unos excelentes títulos de crédito, una especie de
prueba de lo que el propio Snyder sería capaz de mostrar años más tarde en esa
joya que son los títulos de crédito iniciales de la anteriormente citada Watchmen,
estrenada en 2009. Inmediatamente se presenta a varios de los personajes
centrales de la trama para trasladarlos al centro comercial donde se desarrolla
el grueso de la película, ubicación que en realidad es el único nexo de unión
con la aclamada cinta de Romero filmada casi treinta años antes. Y ahí
acaban todos los paralelismos entre ambas películas, amén de los títulos en
ingles de ambas cintas y constantes guiños al original repartidos en la cinta
de Snyder que merece la pena rebuscar a lo largo de la historia. A partir de
ese momento el atinado guion de James Gunn, director de la interesante Slither
y la celebrada Guardianes de la galaxia, indaga en una apuesta por el terror
con cierto trabajo de personajes, algo que se agradece ante la habitual
vacuidad de los protagonistas en este tipo de cine, y unas señas de identidad
propias que parten por mostrar unos zombies con unos maquillajes sobresalientes,
y que sustituyen las maneras lentas y torpes de las criaturas dadas a conocer por
Romero en su saga cinematográfica por zombies ágiles, rápidos y con más fuerza
que sus antecesores. Si bien hay que remarcar que fue Danny Boyle en 28 días
después el primero en presentarnos abiertamente esta tipología de infectados, aunque
es de recibo reconocer que hay presencias anteriores de este tipo de muertos
vivientes, fue el éxito comercial de Amanecer de los muertos quien consagro a
esta nueva especie, que ofrecía mayor peligro que sus pausados homólogos, y por
lo tanto la posibilidad de resultar más aterradores que sus antecesores.
La película cuenta con una narrativa
perfectamente manejada a lo largo de su hora y tres cuartos, y que mantiene
constantemente la atención sobre lo que está sucediendo en pantalla. Se
presentan de esta manera varias líneas argumentales secundarias como el
embarazo y posterior parto de Luda o la supervivencia de Andy en la armería
ubicada frente al centro comercial en el que se ocultan los protagonistas. A
esto se une un tratamiento coral del protagonismo que permite que bastantes de
los personajes, no todos ciertamente, que pueblan la cinta, disfruten de cierto
desarrollo dramático. Snyder tiene la suerte de contar además con actores con
recursos suficientes para no convertirse en mera carne de cañón de quienes en
muchas ocasiones se erigen en los verdaderos protagonistas de películas de este
tipo, los zombies. Sarah Poley encarna con convicción el papel de heroína a la
fuerza. Junto a ella un Jake Weber conocido especialmente por su papel de
abnegado marido de Patricia Arquette en la serie de televisión Medium. Estos
dos personajes vivirán una relación sentimental que, hay que señalarlo, resulta
forzada e innecesaria. Tanto ella como el acaban de perder a sus respectivas
familias y no se entiende que en apenas unas semanas tengan la necesidad, y menos
en una situación como la que están viviendo, de iniciar un romance. Más
entendible son los encuentros sexuales entre los personajes de Steve y Mónica,
limitados a servir de evasión ante la situación que viven los protagonistas.
También nos encontramos a un habitual del género como Ving Rhames haciendo de
Ving Rhames, quien a raíz de esta película sería un actor con cierta querencia
por el cine de terror, y varios secundarios solventes entre los que destacan el
guarda de seguridad mezquino reconvertido en héroe, el canalla egocéntrico que
tiene su merecido final o la breve pero contundente aparición de Matt Frewer
como un superviviente herido por un mordisco que posibilita un debate ético
sobre el asesinato preventivo o no de un ser humano.
En el terreno de los efectos especiales
podemos disfrutar, tal como apuntábamos con anterioridad, de un excelso
maquillaje que va más allá del tratamiento de los rostros de los cadáveres
resucitados, encontrando todo un recital de criaturas de todo tipo, a medio
consumir, cadáveres más frescos, amputados… por lo que hay que elogiar el
trabajo de los responsables del área de maquillaje por un arduo trabajo que
pasaba por trabajar con centenares de extras. Otro de los aspectos destacables
es el trabajo de los efectos mecánicos y físicos frente al uso abusivo de la
tecnología infográfica a la hora de resolver las situaciones más impactantes a
nivel visual, y eso que estamos hablando de Zack Snyder, quien acabaría
filmando películas completas con el recurso de la pantalla de croma. Si bien
nos encontramos con alguna secuencia que ha optado por el uso del ordenador
para abordar su resolución, y que curiosamente son las que más evidencian su
artificialidad, en la mayoría de impactos, detonaciones y amputaciones se ha
optado por utilizar efectos mecánicos de la antigua escuela, como demuestra la
secuencia en la que los supervivientes del centro comercial juegan con Andy a
buscar parecidos entre la horda de zombies ubicada en el solar del parking para
volarles la cabeza. Se demuestra en este caso que es mucho más efectivo y
efectista el uso de detonaciones controladas bajo el maquillaje de los actores
que la utilización de efectos de infografía aplicados al negativo para simular
los estallidos de los cráneos.
Uno de los elementos que llama la atención de
Amanecer de los muertos es su acabado lleno de detalles y ese evidente cariño
hacía el producto final, como certifican la aparición de Tom Savini,
maestro de los efectos especiales y responsable de este campo en Zombie,
haciendo el papel de sheriff visto por la televisión y que da las pautas para
acabar con los zombies disparándoles en la cabeza. Además de Savini es
ineludible citar la aparición de Ken Foree, uno de los protagonistas de la
película de Romero, como telepredicador, quien nos brinda además un par de
frases de cabecera de la película, la celebrada “Cuándo no haya más sitio en el
infierno los muertos caminarán sobre la tierra” y la menos conocida pero igual
de impactante “¿Cómo creíais que os juzgaría nuestro Dios? Bien, ahora ya lo
sabéis”. Otro factor donde se vislumbra el cariño con el que se ha tratado
la cinta es lo trabajado de sus títulos de crédito iniciales y finales,
ofreciendo al espectador un trabajo cuidado a nivel técnico de principio a fin.
Además, donde muchas películas empiezan con fuerza en su parte inicial para ir
desinflándose conforme avanza el metraje, Amanecer de los muertos mantiene una
constante tensión y la inclusión de espectaculares secuencias a cada momento
que alternan a la perfección con momentos más evasivos y que tienden a mostrar
las propias relaciones personales de los protagonistas ante la terrible
situación que les ha tocado vivir. Este mimo por el producto llega hasta un
cierre donde puede atisbarse un último guiño al cine italiano de muertos
vivientes con ese Nueva York bajo el terror de los zombies como uno de sus
títulos de cabecera. Por último añadir como ya indicábamos con antelación la
multitud de pequeños homenajes al título de 1979 insertados en la película y
que evidencian un cariño y respeto hacía el original fuera de toda duda.
Amanecer de los muertos se erige de esta
manera con sus virtudes y defectos, que alguno tiene, como la aparición de
personajes nada desarrollados o la inclusión de la cámara lenta en determinados
momentos de acción que frenan su impacto visual, en la punta de lanza del sub
género zombie del segundo milenio, marcándose como referencia a la hora de
abordar nuevos proyectos sobre el tema y siendo responsable, para bien o para
mal, de la ola zombie que ha invadido todos los campos del entretenimiento,
pasando de ser un sub género marginal a toda una marca de primera línea, como así
lo demuestran blockbusters como Guerra Mundial Z o series para televisión del calado de The
walking dead. Obra obligada para todo amante de la carne putrefacta y los
mordiscos infectados. Y no lo olviden, disparen siempre a la cabeza.
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