Es el día de la boda de Clara y Koldo y las
cámaras de grabación de los invitados son testigos de todo lo que acontece en
un día tan especial para la pareja de jóvenes. Entre este numeroso grupo de
asistentes se encuentra uno de los tíos del novio, quien aparece en la
ceremonia con un vendaje en la mano, ya que según cuenta acaba de ser mordido
en su trabajo en un centro veterinario por un perro, tras parecer que el animal
había fallecido y volver repentinamente a despertar.
Tras dos primeras películas dirigidas al
alimón por Paco Plaza y Jaume Balagueró llegaría el turno para que, cada uno de
estos directores de manera individual, aportaran su granito de arena a la saga,
lo que les permitiría ofrecer un punto de visto más personal y propio a una
franquicia que, es evidente, les pertenece a ambos al cincuenta por ciento. El
primero en estrenar su película sería Paco Plaza, autor del guion junto a Luiso
Berdejo (guionista de la primera Rec) y con David Gallart (montador de las tres
primeras películas de la tetralogía) como coautor de la historia. Plaza usaría
su turno para arriesgar, dando un giro de ciento ochenta grados a la propuesta,
logrando un título que, manteniendo cierta esencia de lo que es Rec, tiene la
valentía de romper con sus propias normas en lo que respecta al estilo visual
de las dos cintas anteriores, haciendo lo propio con el género en el que enmarca
esta tercera parte, para de esta forma no anquilosarse ofreciendo más de lo
mismo a lo ya visto en las dos primeras películas estrenadas en 2007 y 2009
respectivamente.
Es así como esta tercera entrega se inicia con
unos primeros veinte minutos durante los cuales asistimos nuevamente a unas
imágenes extraídas de las diferentes grabaciones en video de los convidados a
la boda, multiplicando los puntos de vista de la película, todo al más puro
estilo Rec. Pero tras este tramo inicial, Plaza rompe, literalmente, con esta
idea precisamente a través de una escena genial a este respecto, ofreciendo una
hora final donde la película ya se presenta en el formato cinematográfico
tradicional, viendo por vez primera en las tres películas estrenadas hasta la
fecha la historia narrada desde un punto de vista estándar y convencional,
dejando de lado la cámara subjetiva. El hecho es que, tanto Plaza como su
director de fotografía, Pablo Rosso, si, el mismo que operara la cámara
subjetiva tanto en Rec, dando vida a Pablo, el compañero de Ángela, como en Rec
2, haciendo las veces del agente de los GEO Rosso, se han propuesto no solo
romper con ese formato en primera persona tan característico de la propia
franquicia, sino que además lo hacen pasando de cero a cien. Es por ello que a
lo largo de Rec 3 el uso de la steadycam, los planos con grúa o movimientos a
golpe de travelling se convierten en una constante, sucediendo lo propio con la
filmación de secuencias rodadas en luminosas estancias, sombríos sótanos o en
lluviosos exteriores. Todo ello lleva a que la aparente sobriedad en las formas
que predominaba en las dos primeras entregas es sustituida por un auténtico
festín de tipo técnico donde se da buena cuenta de la mayoría de recursos
cinematográficos utilizados hoy en día, logrando un resultado que en su
vertiente de técnica puramente cinematográfica es impecable.
La película también rompe las normas en lo
que concierne a la elección del casting principal, y es que si mientras para
Rec y Rec 2 este se conformaba por desconocidos dentro del panorama
interpretativo, para dar vida a la joven pareja de novios protagonistas en esta
tercera parte se recurrió a los nombres de Leticia Dolera y Diego Martín. Ambos
eran viejos conocidos del público, principalmente en base a su extensa
trayectoria televisiva, destacando ella en series como Al salir de clase,
Hospital central o Los serrano, mientras que el se convertiría en habitual de ficciones
como Policías, en el corazón de la calle, Aquí no hay quien viva o Hermanos y
detectives. Independientemente de este hecho lo destacable de ambos intérpretes
es, además de lo excelente de sus respectivos trabajos en la película que nos
ocupa, como logran la complicidad para hacernos creer ciertamente su bella
historia de amor, reforzada ya desde la secuencia de apertura de la película
mediante ese, por otra parte habitual, montaje de fotografías de ambos desde la
niñez hasta su madurez juntos en el prototípico video de bodas. El resto de
actores y actrices que desfilan a lo largo de la película brillan igualmente a
gran altura, conformando esa idea ya evidenciada en las dos primeras películas
de que el trabajo con los actores es fundamental a la hora de dotar de
verisimilitud a la historia narrada.
Frente a dos títulos anteriores donde el
terror era el eje fundamental y prácticamente básico sobre el que pivotaba la
historia, Paco Plaza vuelve por enésima vez a romper las normas y nos obsequia
en Rec 3 con la más alocada, cómica, brutal, enérgica, pero también dramática
de las películas de la saga con un final tan acertado como triste e injusto.
Son numerosos los momentos en los que se inserta de manera consciente el humor,
principalmente por medio de personajes tan interesantes como Atún, Canon o John
Esponja. También hay ciertos momentos donde las reacciones o frases de los
protagonistas o secundarios logran que esbocemos sonrisas entre el festival de
terror al que asistimos como espectadores, un festival que toma prestadas ideas
de películas tan míticas para el goremaniaco de pro como son Posesión infernal
o Braindead, tu madre se ha comido a mi perro, incluyendo a una Clara sierra
mecánica en ristre destrozando poseídos en uno de los momentos más icónicos de
la película. Pero este evidente cambio de registro de la saga no hace de esta
tercera entrega una rara avis dentro de la franquicia, sino que por contra la
convierte en uno de los títulos más atinados de los cuatro estrenados, por saber
abrir nuevas vías manteniendo el espíritu original de lo que es Rec, y en
última instancia ofreciendo al espectador una cinta de terror más gamberra y
desenfadada pero de una gran calidad técnica y artística.
Incluyendo una banda sonora de personalidad arroladora que logra encajar a la perfección entre el metraje temas de Tino Casal, Loquillo, Iván
Ferreiro o Pablo Abraira entre otros muchos, Rec 3 se erige como lo que debiera
ser una secuela, en este caso una segunda secuela, que, respetando las fuentes
de las que viene, no se limita a la repetición de ideas, momentos y personajes,
sino que arriesga y mucho, ofreciendo una película que nadie de inicio imaginaría
perteneciera al universo de Rec. Todo esto se diluye tras asistir al trágico
final de la pareja protagonista, cuándo somos plenamente conscientes de que no solo hemos asistido a una tercera parte de
Rec estupenda, sino que hemos asistido a una excelente película de género,
donde si algo quedaba evidenciado es que Paco Plaza es un perfecto conocedor
del material con el que estaba tratando, convirtiendo el mejor día en la vida
de Clara y Koldo en la mayor de sus pesadillas. Y para eso hay que valer.
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