“Pablo, ¡grábalo todo,
por tu puta madre!”
Ángela, reportera del programa de televisión
Mientras usted duerme, se encuentra junto a su cámara Pablo filmando un
reportaje en una estación de bomberos cuándo estos reciben una llamada desde un
céntrico edificio de viviendas, ya que una de sus inquilinas parece ha sufrido
algún tipo de percance quedando atrapada en casa. Aprovechando la salida, la
joven y su compañero de equipo deciden informar de lo que acontece en dicha
intervención, siendo testigos de que, lo que aparentemente se trataba de una
actuación rutinaria, acaba deviniendo en una noche terrorífica.
Estrenada en 2007, Rec acabaría siendo por méritos
propios uno de los éxitos de taquilla de la temporada, convirtiéndose por el
camino en uno de los tótems del cine de género de terror de la filmografía
española. Los principales impulsores y responsables de Rec y la tetralogía en
que acabaría convirtiéndose son el dueto de directores, y también responsables
del guion junto a Luis Berdejo, Paco Plaza y Jaume Balagueró. Aunque jóvenes
cineastas, antes de adentrarse en el universo cinematográfico que acabaría
siendo Rec, ambos ya habían dado buena cuenta de su pericia dentro del género que
les encumbraría. Balagueró ya había estrenado cintas tan personales e interesantes
como Los sin nombre, Darkness o Frágiles, mientras que por su parte Paco Plaza
nos había mostrado películas como El segundo nombre o Romasanta. Lo que es
obvio en base al puñado de títulos referidos es que tanto Plaza como Balagueró son,
primero, fervientes seguidores del cine de terror, y en segundo lugar, unos
perfectos conocedores de los resortes de este tipo de género, tanto en el
manejo del tempo narrativo, la correcta inserción de sustos entre el metraje, o
la generación de un ambiente opresivo y angustioso, amén de creadores de
interesantes y terroríficas historias dentro de este género. Si a todo esto
añadimos que ambos autores ya habían trabajado juntos en el documental
estrenado en cines OT, la película, esto es, se conocían en lo profesional a la
perfección, tenemos como resultado un meditado trabajo de género confeccionado
por dos autores perfectamente conocedores del material que estaban manejando y
que además tenían experiencia previa a nivel de coordinación como tándem de
directores. No es extraño pues que el resultado acabara siendo el que fue.
El elenco de actores que aparece en Rec está
nutrido en su totalidad de intérpretes desconocidos para el gran público, algo
expresamente buscado de cara a incidir en la idea de que lo que estamos viendo
es algo real y documentado, lo que puede no resultar si integramos entre los
fotogramas rostros conocidos, bien de la pequeña pantalla como del mundo del
cine. Esto no es lo mismo que decir que los actores que aparecen en Rec sean
mediocres, al contrario, se trata de una de las áreas más potentes de la
película. Cierto que la propia Manuela Velasco sí que era alguien con un pasado
conocido como presentadora de televisión en programas como Del cuarenta al 1 o
Cuatrosfera, lo que la había convertido en un rostro cotidiano para el gran
público. Pero igualmente en este hecho vemos una herramienta a favor de la
construcción de la historia, ya que encarna precisamente a una presentadora del
medio, lo que hace que no nos chirríe verla en dicho rol, sino que se utiliza
como un elemento a favor de la credibilidad del propio personaje. Velasco pudo
gracias a Rec y a pesar de un buen puñado previo de apariciones menores en películas y series para televisión, poner de
manifiesto su capacidad como actriz, siendo de hecho galardonada con el Goya a
la mejor actriz revelación por su interpretación en Rec. El resto de actuaciones,
del personaje con mayor peso en la trama
a la totalidad de los actores de reparto, y tal como decíamos antes, destila verdad, los intérpretes
resultan totalmente naturales en su forma de comportarse, de reaccionar, lo que
denota que se trabajó mucho con ellos este aspecto de cara a que la película no
pareciera eso, una película, sino una auténtica grabación para un programa
televisivo, algo que vemos ya desde el mismo inicio de la trama en la base de
bomberos, apenas unos pocos minutos durante los cuales los directores
aprovechan para presentarnos a tres de los personajes centrales de la historia,
la propia Ángela, Manu, uno de los bomberos del parque y, aunque no tenga un
solo minuto en pantalla, Pablo, cámara de la periodista y responsable de la
grabación de la que seremos testigos. Destacar como, de manera inteligente y en
apenas pequeños insertos, se muestra al personaje de Ángela como alguien que,
detrás de una apariencia angelical y de cierta fragilidad, esconde a una
pequeña arpía con mucha ambición profesional, algo que puede parecer baladí
pero que justifica el posterior comportamiento de un personaje con tantísimo
peso en la historia, y que acabará convertida en la heroína de la función.
En ese intento por parte de los directores de
inmersión del espectador en la propia película, estos decidieron recurrir de
manera inteligente a ese estilo de falso documental que tan buenos resultados
diera en la clásica Holocausto caníbal y que fuera rescatado a finales de la
década de los noventa gracias al éxito de El proyecto de la bruja de Blair. En
ese sentido Rec tomó nota de las buenas ideas presentes en la opera prima de
Eduardo Sánchez y Daniel Myrick y mejoró y mucho las deficiencias de dicha
película. De esta forma Rec es una película en la que el uso de la cámara
subjetiva a través del personaje de Pablo consigue que el espectador sea un
protagonista más de los hechos que se muestran en pantalla. Pero además, la
forma en que se presenta este recurso es muy destacable. Detrás del aparente
caos mostrado se esconde una planificación minuciosa de cada una de las
secuencias tanto a nivel técnico como de posiciones y movimientos de los
actores y de la propia cámara, además de lo que sería un pormenorizado trabajo
en post producción de cara a integrar los efectos ópticos y sonoros presentes a
lo largo de la película y que aumentan esa idea obsesiva de estar viendo una
grabación real. Todo ello repercute en que si bien la película nos adentra en
el caos, el terror y el movimiento propio de la cámara, también hemos de alabar
que vemos y oímos todo lo que los directores quieren que veamos y oigamos, y el
recurso del found foutage no esconde para nada un rodaje de amateurs sin
recursos técnicos, sino que es la forma escogida por los directores para
alcanzar el objetivo deseado, y que por cierto, logran con nota. Dentro de esta
forma de rodaje es inevitable destacar esos últimos minutos filmados en modo de
visión nocturna, con unos personajes agotados física y mentalmente, pero además
sumidos en la más absoluta de las oscuridades, a expensas de un peligro que no
son capaces de ver pero si presentir, e incluso oír, todo ello para acabar en
una escena final brillante, y que es la mejor manera de terminar una película
como Rec.
La historia aprovecha el tirón del cine
zombie, puesto de moda con el estreno en 2002 de 28 días después y prorrogado
en 2003 con la película de Zack Snyder Amanecer de los muertos, títulos que
supusieron el pistoletazo de salida para una horda de películas, series, libros
y demás medios de explotación de un subgénero que hasta entonces parecía
minoritario y que a día de hoy todavía sigue plenamente vigente. De esta manera
vemos como el terror proviene de una desconocida enfermedad que se transmite a
través de los fluidos corporales y que acaba provocando el falleciendo en
segundos de quienes resultan infectados para volver a la vida en forma de imparables
criaturas cuyo único afán es dar caza a los cada vez, menos supervivientes.
Pero los guionistas no se quedaron en la consabida plaga zombie al uso, sino
que integran un elemento que mejora y mucho la trama, y que no es otro que el
relacionado con el de las posesiones demoniacas. De esta forma, y aunque es algo
que no se explica con claridad en la película, quienes atacan a Ángela, Pablo y
compañía, no serían tanto zombies en el uso habitual del vocablo sino una
especie de poseídos al más puro estilo Demons, idea que será refrendada dos
años más tarde con el estreno de Rec2. Esa idea de incluir fenómenos demoniacos
como fuente del mal que asola el edificio, hace que Rec sea todavía más
terrorífica precisamente por tratar y utilizar una idea como el de la posesión,
incrustada en el acervo cultural y social de una población eminentemente
creyente o católica, jugando de esta manera con miedos atávicos y por lo tanto
más reales para quien está viendo la
película que la habitual plaga zombie de carácter meramente vírica.
Si bien decíamos a la hora de hablar del
grupo de actores que la intención principal de los directores era mostrar
reacciones normales y personajes anodinos típicos de cualquier comunidad de
vecinos, lo mismo sucede con la ambientación de la película, partiendo desde el
propio parque de bomberos donde tiene lugar el comienzo de la historia hasta el
antiguo bloque de pisos donde se desarrolla el grueso de la película. El hecho
de filmar en escenarios reales, tanto en lo que respecta a la estación de
bomberos como al propio edificio, aumenta la credibilidad de lo que estamos
viendo por la sencilla razón que todo lo que vemos es real frente a la una
mayor artificialidad que hubiera supuesto el uso de decorados. Asimismo el
trabajo de localización, la ambientación y el trabajo del equipo de diseño de
producción es absolutamente encomiable. La decoración de las viviendas, la
propia arquitectura de sus pasillos, la iluminación del bloque…todo ello hace
que esta casona se convierta en un personaje más, acentuando la idea principal
de creer a pies juntillas que lo que estamos viendo podría provenir de cualquier
programa de reportajes vistos hoy en día. Punto y aparte merece el momento en
el que los dos protagonistas principales penetran en el ático, momento en el
que se desvela esa idea de que hay un elemento religioso y demoniaco como
centro de todo lo vivido hasta llegar a ese instante. Los recortes de prensa,
las fotografías arañadas, los restos de diferentes investigaciones y
experimentos científicos…la forma en que está decorada la estancia ya de por si
es tremendamente desasosegante y angustiosa.
Si a todo ello añadimos la presencia de la
denominada como “niña Medeiros”, el clímax final no puede ser más conseguido.
Este personaje, deforme, agresivo y totalmente terrorífico en su concepción
visual y vital, está encarnado por Javier Botet, todo un referente para quien
sea seguidor del cine de terror. Este español, quien padece la extraña
enfermedad del síndrome de Marfan, que entre otras anomalías causa una
hiperlaxitud de ciertos tejidos y un físico muy particular, cercano a los dos
metros de altura y con menos de sesenta kilogramos de peso, ha sabido sacar
provecho de sus desventajas, y tras debutar en el cine en Bajo aguas tranquilas
y ganar fama gracias precisamente al personaje al que diera vida en la saga
Rec, ha llegado a trabajar en títulos como Balada triste de trompeta, Mamá, Las
brujas de Zugarramurdi, La cumbre escarlata, El renacido, Expediente Warren 2 o
It entre un número ya innumerable de títulos, muchos de ellos dentro del cine
de Hollywood, utilizando su particular fisonomía para encarnar todo tipo de personajes
extravagantes o terroríficos. Y es que la labor de maquillaje y caracterización
de los diferentes infectados es uno más de los puntos a favor de la película, y
eso que el excelente trabajo de los maquilladores no logra disfrutarse en todo
su esplendor en base a la decisión por parte de los directores en lo que se
refiere a iluminación y movimiento de cámara, aunque si llegue a apreciarse el
buen trabajo llevado a cabo en el terreno de los efectos de maquillaje, otro
síntoma más de lo bien utilizado del exiguo presupuesto con el que se contó
para filmar la película.
Rec es la historia de una muy buena idea que
se supo llevar a la práctica tal y como sus autores habían imaginado en su día
en sus cabezas, y que llevaba el cine de terror a un nivel superior, logrando
que el espectador se sintiera protagonista de la película y logrando su
inmersión total en la misma, utilizando un recurso tan propio del mundo de los
videojuegos en primera persona, los conocidos como shooters, y que no es otro
que ponernos detrás mismo de la cámara. Si a esto añadimos un grupo de
intérpretes en estado de gracia, o mejor dicho, excelentemente dirigidos, y una
buena y terrorífica historia de fondo, el resultado fue el que debiera haber
sido, un incontestable éxito de crítica y público, que aterrorizó a los
espectadores que se atrevieron a entrar en las salas y que devino en saga y versiones propias en
Estados Unidos. Un título que supo calar en una sociedad en la que precisamente
nuestra máxima no es disfrutar de la vida, sino fotografiarla y grabarla en
todo momento. Y eso es lo que hace Pablo en Rec, grabarlo todo, absolutamente
todo.
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