Es evidente que Rec fue todo un éxito de
crítica y público, lo que devino en tres secuelas llevadas a cabo por los
mismos responsables de ese éxito inicial. Sin embargo, antes siquiera de
estrenarse la película en nuestro país, ya se estaba filmando la consabida
versión norteamericana, al haber llamado la atención el guion de esta primera
película de la franquicia. El resultado fue una innecesaria revisión de la
cinta de Balagueró y Plaza que, mientras de una parte copiaba literalmente
determinadas secuencias, incluso planos icónicos concretos, por otra lado trataba
de introducir elementos propios, desechando del todo el origen religioso de la
plaga para apostar por una enfermedad infecciosa provocada por un virus creado
por una maquiavélica secta, con lo que la propuesta pierde esa esencia tan
malsana que hacía de Rec una historia todavía más terrorífica.
Su director, el desconocido Joh Eric Dowdle,
quien poco después dirigiría la algo más interesante La trampa del mal, apuesta
abiertamente por un mayor uso de la acción frente al suspense imperante en su
homóloga española, aumentando para ello el número de infectados en un intento
por dotar de mayor ritmo a la película, lo que la acerca en ese aspecto más a nuestra
Rec 2, manteniendo eso sí, los principales sustos ya vistos en Rec. Este es uno
de sus principales lastres, ya que mientras que en Rec desconocíamos lo que iba
a suceder a cada momento, algo que potenciaba el terror inicial, en este caso
ya sabemos de inicio a fin como se va a desarrollar la trama, lo que acaba por
restarle enjundia, algo a lo que hay que unir que la calidad fílmica de esta
review es notablemente inferior al trabajo de Plaza y Balagueró, elemento
importante a la hora de abordar revisitaciones de una y otra película.
Otro pero que achacar a Quarantine es el
hecho de que para este remake se haya contado con rostros conocidos, algo que
resta verisimilitud a los hechos mostrado a golpe de cámara digital, y que era
uno de los pilares que sustentaban Rec como la gran película que es. Jennifer
Carpenter, vista en El exorcismo de Emily Rose o en la serie de televisión
Dexter, sustituye a Manuela Velasco en el rol de Ángela Vidal, tratando en todo
momento de imitar las maneras de la actriz española sin lograr transmitir la
fuerza de la interpretación de esta, a pesar de ofrecer una digna
interpretación. Lo acompañan otros rostros familiares para el espectador como pueden
ser Jay Hernández (Hostel, Escuadrón suicida), Johnathon Schaech (Maldita
generación, The Wonders), Rade Serbedzija (Eyes wide shut, Snatch, cerdos y
diamantes, Batman begins) o Greg Germann (Ally McBeal), lo que acaba por
traducirse en que mientras Rec transmitía verdad y por ello terror, Quarantine
se presenta como una convencional cinta de miedo.
Aún y con todo, Quarantine supuso un estimable
éxito de taquilla en Estados Unidos, lo que devendría en una innecesaria
secuela tres años más tarde.
Dirigida por un desconocido John Pogue (cuyo
principal valía reside en haber producido la primera entrega de Fast and
Furious) y protagonizada por un grupo de actores provenientes en su mayoría del
mundo televisivo dando vida a un grupo de estereotipados personajes que sirvan de
carnaza para los zombies, como una azafata haciendo el papel de heroína, el prototípico
pasajero egoísta, la parejita, incluso el personaje de niño insoportable. Al
menos, esta segunda entrega presenta una historia que no está tomada de las
secuelas filmadas para la franquicia oficial. En este caso la historia nos
traslada hasta un rutinario vuelo entre Los Ángeles y Nashville durante el cual
uno de los pasajeros enferma gravemente, hasta el punto de volverse muy
agresivo y atacar al resto de pasajeros. Obligados a aterrizar de emergencia,
tanto los viajeros como la tripulación se encontrarán atrapados en una de las
terminales del aeropuerto, porque, como en el resto de cintas pretéritas, un
dispositivo policial en el exterior les impide salir y abandonar el lugar.
De esta forma, Quarantine 2 se muestra como
una convencional y rutinaria cinta de zombies, más cercana a títulos como El
vuelo de los muertos vivientes que a la propia Rec. Con una historia ramplona y
poco llamativa no hay nada que destaque por encima de las decenas de cintas de
género zombie estrenadas cada año desde el resurgir del tema en los primeros
dos mil. La película además ni tan siquiera se molesta en recurrir a la
filmación en primera persona, y únicamente en el tramo final, con la
utilización de una cámara térmica se nos recuerda que lo que estamos viendo
proviene del universo Rec.
Si a todo lo demás unimos que el exiguo
presupuesto gestionado deviene en unos pobres maquillajes, una práctica
inexistencia de ataques de contaminados o un desarrollo lento por no disponer
de escenarios a los que sacar partido, no sabiendo siquiera sacar algo de rédito
a la terminal en la que se desarrolla el grueso de la película, con la que se
podía haber jugado en pos de lograr algún momento claustrofóbico o angustioso.
Únicamente los diez minutos finales pueden ser merecedores de reseña por cómo
se maneja el suspense durante ese tramo final.
En definitiva,
innecesaria, aburrida y desligada continuación de una película que ya de por si
resultaba redundante, y que por supuesto no tiene nada que ver con los
postulados marcados en Rec y sus secuelas, ni en la propia construcción de la
historia ni en el empaque visual conferido a la película. Y es que si
Quarantine resultaba innecesaria por hacer lo mismo pero peor que Rec, esta
Quarantine 2 resulta superflua por ofrecer una cinta de zombies al uso pero sin
resultar al menos mínimamente entretenida, lo que resalta aún más el hecho de
poder llenarnos de orgullo a la hora de abordar la tetralogía que es Rec.
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