“Estaban avisados. Estaban predestinados a morir. Y el Viernes 13 nada podrá salvarlos”
FICHA TÉCNICA
Dirección-Sean S. Cunningham
Guión-Victor Miller
Fotografía-Barry Abrams
Música-Harry Manfredini
Producción-Sean S. Cunningham
INTERPRÉTES
Betsy Palmer (Pamela Voorhees)
Adrienne King (Alice Hardy)
Jeannine Taylor (Marcie Cunningham)
Robbi Morgan (Annie)
Kevin Bacon (Jack Burrel)
Harry Crosby (Bill)
SINOPSIS
El campamento de Crystal Lake va a reabrir sus puertas tras varios años cerrado por las misteriosas muertes de dos monitores y de uno de los niños. Los nuevos monitores se encuentran rehabilitando y adecuando el lugar para la llegada de los nuevos muchachos, lo que no saben es que hay alguien en los bosques cercanos acechando y esperando su momento para matar.
Cita ineludible para todo forofo del cine de terror y no tanto por sus cualidades como película (que las tiene), como por erigirse en referente de todo un subgénero que si bien ya había sido tratado con anterioridad, encontró en la película de Cunningham su punta de lanza para centenares de cintas de temática y corte similar.
La película es todo un decálogo de elementos que ha de contener toda cinta del género slasher, a saber, un asesino misterioso (referenciado mediante el uso de la cámara subjetiva), un grupo de jóvenes de miras cortas, secuencias de sexo castigadas con una original muerte de los participantes (todo un referente a la moral judeocristiana) y una heroína puritana que acabará enfrentándose con el asesino.
Y si bien hay múltiples ejemplos de este tipo de cine, el referente principal es la película que nos ocupa por varias razones. En primer lugar por ser la primera que conjugó con éxito (recaudó más de cincuenta veces su presupuesto) estos elementos anteriormente citados, así como por la excelente labor de Tom Savini en unas muertes llenas de efectismo que se convertirían en marca de la casa. Eso sin olvidar la soberbia partitura musical orquestada por Harry Manfredini para la ocasión y que se ha convertido en un clásico del terror imitada hasta la saciedad.
Cinta para revisionar cada cierto tiempo, con una lograda atmósfera que la desmarca por encima de la media.
Escena: La secuencia final, cuyo susto es equiparable al final de Carrie (1976).
Lo mejor: Los explícitos efectos especiales perpetrados por Tom Savini.
Lo peor: El prácticamente nulo esfuerzo dramático de sus jóvenes protagonistas.
Curiosidad: Durante el rodaje, Noel, el hijo de Sean S. Cunningham se hizo amigo de otro joven de trece años, Adam Marcus, quien trece años más tarde se encargaría de dirigir la novena secuela de la saga.
Valoración: 8/10
Dirección-Sean S. Cunningham
Guión-Victor Miller
Fotografía-Barry Abrams
Música-Harry Manfredini
Producción-Sean S. Cunningham
INTERPRÉTES
Betsy Palmer (Pamela Voorhees)
Adrienne King (Alice Hardy)
Jeannine Taylor (Marcie Cunningham)
Robbi Morgan (Annie)
Kevin Bacon (Jack Burrel)
Harry Crosby (Bill)
SINOPSIS
El campamento de Crystal Lake va a reabrir sus puertas tras varios años cerrado por las misteriosas muertes de dos monitores y de uno de los niños. Los nuevos monitores se encuentran rehabilitando y adecuando el lugar para la llegada de los nuevos muchachos, lo que no saben es que hay alguien en los bosques cercanos acechando y esperando su momento para matar.
Cita ineludible para todo forofo del cine de terror y no tanto por sus cualidades como película (que las tiene), como por erigirse en referente de todo un subgénero que si bien ya había sido tratado con anterioridad, encontró en la película de Cunningham su punta de lanza para centenares de cintas de temática y corte similar.
La película es todo un decálogo de elementos que ha de contener toda cinta del género slasher, a saber, un asesino misterioso (referenciado mediante el uso de la cámara subjetiva), un grupo de jóvenes de miras cortas, secuencias de sexo castigadas con una original muerte de los participantes (todo un referente a la moral judeocristiana) y una heroína puritana que acabará enfrentándose con el asesino.
Y si bien hay múltiples ejemplos de este tipo de cine, el referente principal es la película que nos ocupa por varias razones. En primer lugar por ser la primera que conjugó con éxito (recaudó más de cincuenta veces su presupuesto) estos elementos anteriormente citados, así como por la excelente labor de Tom Savini en unas muertes llenas de efectismo que se convertirían en marca de la casa. Eso sin olvidar la soberbia partitura musical orquestada por Harry Manfredini para la ocasión y que se ha convertido en un clásico del terror imitada hasta la saciedad.
Cinta para revisionar cada cierto tiempo, con una lograda atmósfera que la desmarca por encima de la media.
Escena: La secuencia final, cuyo susto es equiparable al final de Carrie (1976).
Lo mejor: Los explícitos efectos especiales perpetrados por Tom Savini.
Lo peor: El prácticamente nulo esfuerzo dramático de sus jóvenes protagonistas.
Curiosidad: Durante el rodaje, Noel, el hijo de Sean S. Cunningham se hizo amigo de otro joven de trece años, Adam Marcus, quien trece años más tarde se encargaría de dirigir la novena secuela de la saga.
Valoración: 8/10
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