“El mal
te invita a su fiesta”
DE
QUE VA:
El Instituto Psiquiátrico Vannacutt, en el que se cometieron toda una serie de excesos
enmascarados como medicina, lleva varias décadas cerrado tras un devastador
incendio que arrasó el lugar. Para colmar los retorcidos deseos de su esposa,
un multimillonario de los parques temáticos decide organizar allí su fiesta de
cumpleaños, pero nadie imagina lo que las paredes del viejo manicomio esconden
tras de sí.
QUIEN
LA HACE:
Título auspiciado por la productora Dark Castle, formada por nombres tan
interesantes como son Robert Zemeckis (Regreso al futuro), Gilbert Adler
(Cuentos desde la cripta) o Joel Silver (Jungla de cristal) y cuya intención
era rescatar para el cine el género de fantasmas, ofreciendo un
rejuvenecimiento visual de clásicos dentro de este subgénero. Dirige con
solvencia William Malone, quien se diera a conocer en el género gracias precisamente
al título que nos ocupa , gracias a lo cual llegaría a participar en la serie
para televisión Masters of horror. Los nombres de Kurtzman y Nicotero en el
apartado de efectos especiales garantizan una buena ración de gore de altura.
QUIEN
SALE:
Pareja protagonista de lujo, nada menos que un Geoffrey Rush post Oscar, quien
homenajea en nombre y estética, bigote incluido, al Vincent Price de la cinta
de 1959, y a quien acompaña Famke Janssen (Deep rising, X Men, Hansel y Gretel,
cazadores de brujas) a quien le sienta como un guante el papel de femme
fattale. Aparición del icónico Jeffrey Combs, inolvidable protagonista de la
saga Reanimator y papel para Ali Larter, vista en Destino final y la saga para
cine sobre Resident evil.
QUE
ME GUSTA:
Se apoya sustancialmente en un estilo visual propio, donde la propia arquitectura
de la casa protagonista es un perfecto ejemplo además de una forma de plasmar
en pantalla la presencia de los fantasmas, algo que potencia su impacto inicial. Su
inquietante partitura musical dota al conjunto de un tenebroso trasfondo. Lo
acertado del tándem Rush-Janssen. La historia sobre la que se cimenta la
leyenda de la casa.
QUE
NO ME GUSTA:
La sustitución del terror psicológico por los fuegos de artificio en su tramo
final, lo que lastra la propuesta trabajada hasta ese momento. Los invitados a
tan particular fiesta resultan menos interesantes que los personajes de la
versión de 1959.
LA
ESCENA:
Las delirantes alucinaciones sufridas por Steven Price en el interior de la
cámara de saturación, donde el director pone toda la carne en el asador para
lograr desasosegar al espectador mediante la saturación visual.
UNA
CURIOSIDAD:
Para los que gustan de no levantarse de la sala hasta finalizados los títulos
de crédito finales la película guarda tras estos un
guiño para los espectadores más pacientes.
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