“La pesadilla se queda hasta
tarde…”
DE QUE VA: Tras
el brutal accidente de tráfico que acaba con la vida de su marido y deja en silla
de ruedas a su hija, Nelly decide mudarse a una vieja casona propiedad de su
marido para restaurarla y vivir en ella como forma de rehacer su vida. Pero
lo que la mujer ignora es que la casa está construida bajo un
manantial considerado sobrenatural.
QUIEN LA HACE: Cunningham en la producción y Manfredini tras la
banda sonora son los únicos que han permanecido ligados a la saga durante sus
cuatro entregas, encargándose en esta ocasión de la dirección un mediocre Lewis
Abernathy en la que sería su única incursión tras las cámaras.
QUIEN SALE: Terri Treas, su protagonista, ha aparecido en numerosas
series televisivas de los ochenta y noventa (Alien nation por ejemplo),
mientras que William Katt vuelve a hacer un papel en la saga tratando de captar
a fans de la primera entrega, dando vida a un personaje que aunque mantiene el
mismo nombre, nada tiene que ver con el personaje de la película de 1986.
ME GUSTA: Que la franquicia no siguiera insistiendo después de esta
desastrosa cuarta entrega viendo que cada nuevo episodio era peor que el
anterior. Manfredini ofrece una banda sonora que dentro de su normalidad es lo
mejor de la película.
NO ME GUSTA: Un aire de telefilm que hace que una historia ya de
por si poco interesante ni siquiera cuente con medios técnicos dignos. La
inexistencia de efectos para envolver el halo de terror de la historia. La idea
de una casa construida en un terreno sagrado, fórmula por aquel entonces ya muy
agotada y facilona. La escena de la pizza, perfecto ejemplo de lo que es la
película.
LA ESCENA: La ducha con sangre, única secuencia con cierto interés
visual de la película.
UNA CURIOSIDAD: Una
luctuosa, y es que la actriz que da vida a la hija de la protagonista falleció
en 2017 a la temprana edad de cuarenta y cuatro años.
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