“El último y más terrorífico mal”
DE QUE VA: Amy
Klein es una aguerrida periodista de campo al que su jefe muestra un
desconcertante video en el que un grupo de personas lleva a una joven a
dispararse en la cabeza apara instantes después ver como esta vuelve a la vida,
convirtiéndose este hecho en el próximo trabajo de investigación de la
reportera.
QUIEN LA HACE: Segunda
del trío de películas sobre Hellraiser dirigidas por Rick Bota, destacando en
esta ocasión la producción de todo un referente en el campo de los efectos
especiales (Terminator, Aliens, Parque Jurásico…) como era Stan Winston.
QUIEN SALE: Protagonismo
para Kari Wuhrer, toda una musa de la serie B y Z conocida entre otras cosas por
su poco pudor para protagonizar escenas subidas de tono y a la que hemos podido
ver en títulos como El señor de las bestias 2, Thinner, Anaconda o Carretera al
infierno 2. Y si, Doug Bradley continua dando vida a Pinhead ofreciendo como ya
es habitual sus cinco minutos de intervención.
QUE ME GUSTA: Como
sucediera con el título anterior Rick Bota demuestra hechuras a la hora de
manejar un presupuesto bajo y ofrecer escenas filmadas con gusto y cierto
estilo. Una ambientación de interiores que realmente transmite malestar,
angustia y claustrofobia, como sucede con el piso de Marla, el extravagante vagón
de metro o las paredes de piedra entre las que la protagonista acaba encajada.
QUE NO ME GUSTA: Unos
efectos infográficos realmente malos y artificiosos. La franquicia parece
enquistada desde hace varias películas no logrando evolucionar ni involucionar,
dando la sensación de estar viviendo historias demasiado parecidas. La trama no
aguanta un metraje propio de un largo, le habría sentado mejor construirse como
mediometraje ya que acaba estirando las secuencias para llegar a una duración estándar.
La figura paterna de la protagonista presentada mediante flashbacks resulta
casi paródica cuándo debiera aparecer como aterradora. La sensación que hace ya
tiempo dejamos de lado las idea de Clive Barker y su universo de ribetes
Lovecraftianos.
LA ESCENA: El
momento en que Amy descubre el cadáver ahorcado de Marla y como trata de
hacerse con el icónico cubo que fundamenta la saga, el instante donde mejor se
maneja el suspense en toda la película.
UNA CURIOSIDAD: De
alguna forma subconsciente el personaje de Joey nos recuerda fisonómicamente al
rol encarnado por Joaquín Phoenix en Asesinato en 8 mm, Max California.
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