“¡Puede que sean demonios infernales, pero saben cómo animar una fiesta!”
DE QUE VA: Un parque de atracciones itinerante llega a una ciudad con el firme propósito de hacer una gran recaudación y salvarse de la bancarrota que les amenaza. Entre las atracciones hay una casa del terror con el nombre de “La guarida de Satán”, donde los Ghoulies encontrarán el lugar idóneo para ocultarse y hacer de las suyas.
QUIEN LA HACE: Albert Band, patriarca de la saga de los Band se pone al frente como director, permaneciendo todavía la Empire como productora de esta secuela donde ahora sí, los Ghoulies son los protagonistas absolutos.
QUIEN SALE: Elenco de segunda donde destacan de cara al aficionado las apariciones de Royal Dano en un papel similar al que interpretara en Los payasos asesinos del espacio exterior, y Phil Fondacaro, actor aquejado de enanismo y visto en películas como El retorno del Yedi, Willow o La tierra de los muertos vivientes.
QUE ME GUSTA: El diseño de la atracción en la cual los Ghoulies encuentran el escondite perfecto, una casa del terror que no me importaría visitar. El desmadre final con Los Ghoulies atacando a los visitantes y trabajadores del parque de atracciones a diestro y siniestro. El Ghoulie gigante y su apetito insaciable.
QUE NO ME GUSTA: Una vez más la pareja de protagonistas es totalmente insulsa y sin ápice de carisma. Vuelve a pecar de un ritmo algo lento. Una stop motion totalmente arcaica y fatalmente integrada en las secuencias, menos mal que se utiliza muy poco.
LA ESCENA: El recorrido por el parque de atracciones del Ghoulie gigante zampándose a sus hermanos pequeños.
UNA CURIOSIDAD: En esta segunda entrega sería la última vez que veríamos al Ghoulie volador, eliminado ya sin ningún tipo de justificación en la tercera entrega, posiblemente por las complicaciones de animación que implicaría.
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