lunes, 4 de noviembre de 2013

KING KONG (King Kong, 1933) 100´








“La octava maravilla del mundo” 

FICHA TÉCNICA 

Dirección-Merian C. Cooper/Ernest B. Schoedsack 
Guion-James Ashmore Creelman/Ruth Rose 
Fotografía-Edward Linden/J. O. Taylor/Vernon L. Walker 
Música-Max Steiner 
Producción-Merian C. Cooper/Ernest B. Schoedsack 

INTERPRÉTES 

Fay Wray (Ann Darrow) 
Robert Armstrong (Carl Denham) 
Bruce Cabot (John Driscoll) 
Frank Reicher (Capitán Englehorn) 
Sam Hardy (Charles Weston) 
Noble Johnson (Jefe de los nativos) 

SINOPSIS 

Carl Denham es un conocido y polémico director de cine que está a punto de embarcarse en un nuevo proyecto cinematográfico secreto para el cual ha contratado una gran embarcación y una tripulación tres veces mayor de lo habitual. A última hora consigue una actriz novel que protagonizará la cinta, partiendo de esa manera antes del amanecer rumbo a una localización que únicamente el conoce. 

CRITICA 

Obra capital del séptimo arte, uno de los títulos indispensables a la hora de citar las películas más influyentes de la historia del cine, King Kong no ha perdido a pesar de los ochenta años transcurridos desde su estreno un ápice de su majestuosidad ni capacidad de sorprender. Con una historia que no disimula bebe del clásico La bella y la bestia, la película comprende varias lecturas más allá de su propia esencia como relato de aventuras, fantasía y terror, encontrándonos igualmente una hábil critica a una civilización capaz de acabar en un solo día con quien en su hábitat natural, por otra parte un paraje inhóspito y lleno de peligros, fuera considerado un rey. Otra idea que ronda toda la cinta es la de la belleza como elemento capaz de llevar a la locura incidiendo en una concepción del amor enfermiza, potenciándose cierto erotismo nada desdeñable tratándose de comienzos de la década de los treinta. 

King Kong no se limita a funcionar como mera cinta con monstruo, sino que lo humaniza hasta tal punto que todo aquel que visiona la película no puede dejar de sufrir ante el cruel y violento final de su protagonista. Y eso que previamente hemos sido testigos del poder destructor de esta criatura, siendo la violencia de la película otro de los factores a reseñar. Si bien hoy en día en el subconsciente colectivo King Kong figura como una cinta bastante pueril e inocente una vez hacemos un visionado detenido podemos dar cuenta de secuencias como los aplastamientos de los indígenas, el momento en que Kong despeña a los marineros, escenas con personajes siendo masticados por el colosal simio además de los enfrentamientos a muerte entre el variopinto grupo de criaturas de la isla Calavera, todo un decálogo truculento y macabro. 

Destacan uno trucajes que siguen manteniendo toda su fuerza ochenta años después y que no han envejecido proporcionalmente a las décadas transcurridas desde el estreno de la película, a lo que hay que unir unos decorados majestuosos, quedando patente el esfuerzo de sus responsables por ofrecer una obra redonda. 

La bella Fray Wray luce como la primera Scream Queen de la historia gracias a sus impresionantes gritos, ofreciendo una interpretación a la altura del resto del elenco de actores entre los que destaca un Robert Armstrong encantado en su papel de codicioso pero noble director de cine. 

Una obra maestra no solo de obligado visionado, sino de obligado estudio por todo aquel que quiera dedicarse al noble arte de hacer películas. Tan brillante visualmente que aun siendo muda no perdería un ápice de su calidad. 

ESCENA PARA EL RECUERDO: Tirando de nostalgia no podemos dejar de eludir la icónica secuencia de Kong en la cúspide del Empire State siendo abatido por el fuego de los aviones que planean a su alrededor. 

APLAUDIMOS: La excepcional mezcla de acción real y la por aquel entonces innovadora técnica de stop motion. 

DENUNCIAMOS: Un sonido que no está a la altura del resto de elementos, algo inevitable si tenemos en cuenta que esta técnica apenas tenía seis años de vida y las exigencias de la película en esta materia eran elevadas. 

UNA CURIOSIDAD: La labor de los operarios encargados de manipular a King Kong queda reflejada en los movimientos inconcebibles del pelaje de la criatura (algo claramente visible en la película) y que parte de la manipulación del muñeco al posar los dedos los animadores sobre la figura para llevar a cabo el laboriosos proceso de animación foto a foto. 

LA FRASE: “King Kong vivía en un sitio inexpugnable, pero no pudo resistir a la belleza, esa es la historia amigos” (Carl Denham) 

VALORACION: 10 (Obra capital de la historia del cine) 



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