Los
reclusos Dante y Dongoro huyen encadenados durante su traslado a prisión.
Dongoro no tarda en caer muerto bajo las fauces de un salvaje rottweiler que
les persigue implacablemente, continuando adelante Dante con su fuga acosado
hasta la extenuación por un animal que parece no tener hambre, sed ni
cansancio.
Nuevamente
Brian Yuzna se encargaría de dirigir una nueva propuesta de la Fantastic
Factory, constituyendo Rottweiler el peor título de los nueve estrenados por el
sello cinematográfico en sus apenas siete años de existencia. La película está
basada en el libro de Alberto Vázquez Figueroa El perro, novela que el mismo
adaptaría a partir del guion escrito por el propio Figueroa, y que ya había
conocido una primera versión para cines con el estreno en 1977 de la película
del mismo título, El perro. Como no podía ser de otra manera en un título de la
Fantastic Factory, la historia fue modificada para incluir en la misma
elementos de ciencia ficción que encajaran en las formas, parámetros y directrices
de la productora catalana, lo cual no supuso ningún acierto, resultando de
hecho mucho más angustiosa la cinta estrenada casi treinta años atrás y
protagonizada por Jason Miller, por siempre conocido por dar vida al Padre
Karras en El exorcista.
La
película está protagonizada en exclusiva por William Miller, actor ingles que
sin embargo ha desarrollado el grueso de su producción en nuestro país, donde
ha participado en numerosas series para televisión. Hay que reconocer y alabar
que el actor pone toda la carne en el asador en la película, pero finalmente
acaba resultando excesivo en su forma de abordar un personaje con tanto peso en
la trama, haciendo que el espectador pierda todo interés por lo que le va
sucediendo en su continua huida de un perseguidor incansable. Junto a Miller
podemos ver breves intervenciones de actores de contrastada solvencia como es el caso de Lluis Homar o Paul Naschy,
resultando sin embargo, e igualmente en ambos
casos, totalmente desaprovechados y mal dirigidos, una constante dentro de la
filmografía de Brian Yuzna para la Fantastic Factory, etapa profesional en la
que quedaría constatada que la dirección de actores era una de las principales
taras del director filipino. Como curiosidad indicar que, tras Romasanta, la joven
Ivana Baquero (El laberinto del fauno) volvería a trabajar para una película de
la Fantastic Factory nuevamente en un pequeño papel, aunque en esta ocasión su
peso sea más importante que en su aparición en la película de Paco Plaza.
Tras
unos atractivos títulos de crédito iniciales, los cuales poseen un estilo
visual francamente destacable, arranca una película que apenas tarda unos segundos
en presentar el nudo central de la narración, la constante persecución del
rottweiler que da título a la cinta del personaje de Dante. Con una trama tan sencilla Yuzna
debiera haber puesto todo su énfasis en la construcción de secuencias en las
cuales el suspense y la tensión fueran la base sobre la cual cimentar el
trabajo, pero no hay nada de eso en la hora y media de metraje, que acaba por
resultar tremendamente tediosa. Por el contrario parece que Yuzna ha
aprovechado la filmación de la película para experimentar diferentes estilos de
rodaje, con lo que vemos secuencias filmadas en plena naturaleza con la cámara
planeando casi a vuelo vista sobre la acción que presenta la huida del
personaje principal, otras que representan tomas acuáticas donde los
requerimientos técnicos son diferentes, incluso escenas en la llegada del
prófugo a la ciudad donde se cambia el estilo de fotografía para utilizar en
este caso tonos verdes y rojizos de estética eléctrica. Asimismo monta la
historia en base a flashbacks que narran los acontecimientos que han llevado al
protagonista a la situación agónica en la que se encuentra y que tratan, sin
conseguirlo, de mantener la expectación del espectador frente a tantos minutos
de persecución.
Pero
el problema no es que Yuzna dedique su trabajo a jugar con las texturas de la
película, algo de hecho positivo, sino que en el trayecto deja de lado a la
propia película, no prestando atención ni a historia ni a personajes, algo que
lleva a su máxima representación en la absolutamente absurda, innecesaria y
ridícula secuencia de sexo entre los personajes interpretados por William
Miller y Paulina Gálvez. Algo parecido sucede con la inclusión de esa idea de
un canido con hechuras de implacable Terminator, fusilando inclusive una
secuencia de la propia cinta de Cameron de 1984, y de cómo esta premisa resulta
ridícula e innecesaria, ya que la propia sensación de terror que genera el
acoso del animal al personaje central, sin necesidad de fuegos de artificio adicionales,
ya debiera resultar lo suficientemente perturbadora, algo que había quedado
demostrado en la primera versión estrenada en cines de la historia.
Rottweiler
constituye el punto más bajo a nivel de calidad de la Fantastic Factory,
quedando ya de manifiesto el fracaso de la propuesta de Julio Fernández y Brian
Yuzna, propuesta que sin embargo aún tendría tiempo de estrenar otras dos
películas antes de bajar el telón definitivamente, y afortunadamente superarían
lo visto en este título, tan aburrido como carente de interés. Y mira que el
protagonista lo intenta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario