lunes, 9 de diciembre de 2013
PESADILLA EN ELM STREET 3. GUERREROS DEL SUEÑO (A nightmare on Elm street 3. Dream Warriors, 1987) 93´
“Si usted cree que puede salir vivo debe estar soñando”
FICHA TÉCNICA
Dirección-Chuck Russell
Guion-Wes Craven/Bruce Wagner/Frank Darabont/Chuck Russell
Fotografía-Roy H. Wagner
Música-Angelo Baladamenti
Producción-Robert Shaye
INTERPRÉTES
Heather Langenkamp (Nancy Thompson)
Craig Wasson (Neil Gordon)
Patricia Arquette (Kirsten Parker)
Ken Sagoes (Kincaid)
Rodney Eastman (Joey)
Jennifer Rubin (Taryn)
Bradley Gregg (Phillip)
Ira Heiden (Will)
Penelope Sudrow (Jennifer)
Laurence Fishburne (Max)
John Saxon (Teniente Donald Thompson)
Robert Englund (Fred Krueguer)
SINOPSIS
La joven Kirsten Parker hace lo indecible para lograr no dormirse, ya que está sufriendo unas terroríficas pesadillas que le provocan pánico a quedarse dormida y soñar. Una noche que despierta con las muñecas cortadas su madre decide ingresarla en una institución mental donde coincide con otros muchachos que como ella sufren trastornos del sueño. Ellos no lo saben, pero son los últimos niños de Elm street.
CRITICA
Obviando por completo la segunda entrega y con Wes Craven de nuevo en el proyecto, en esta ocasión como coautor de la historia, esta tercera cinta de la saga se erige como la que definiría el devenir de la franquicia, cogiendo los elementos planteados en la primera película y llevándolos a su máximo paroxismo. El gran guión en el que además de Craven se atisba la genialidad de Frank Darabont (padre de la serie Walking dead), marca los principios de la saga como son la utilización de las fobias y obsesiones de los protagonistas para usarlos en su contra en las pesadillas, un Freddy totalmente sarcástico, que no auto paródico, eso vendría después, y capaz de metamorfosearse para crear un mundo onírico espectacular, así como el uso de las víctimas del asesino de niños de las capacidades que otorgan los sueños para enfrentarse a Krueguer en su propio terreno.
La película vuelve a contar con unos protagonistas carismáticos, un amplio plantel de intérpretes que logran un compactado grupo que devuelve a la película la capacidad de sufrir con los destinos de los jóvenes incapaces de hacer ver a los doctores de la institución en la que encuentran recluidos que si duermen morirán. Se recuperan además los personajes de Heather Langenkamp, la perfecta némesis de Krueguer, y John Saxon. Robert Englund vuelve a bordar el papel de Freddy haciéndolo ya definitivamente suyo y entre el elenco podemos disfrutar con los primeros papeles de unos novatos Patricia Arquette y Laurence Fishburne.
Esta pesadilla cuenta con unos soberbios e imaginativos efectos visuales que recrean las múltiples apariciones de Freddy así como los originales ataques a sus víctimas, los cuales mantienen prácticamente intacto toda su capacidad de impactar. El Freddy que devora a Kirsten, la escena de los espejos, los automóviles que cobran vida propia o el propio final de Krueguer son solo unos pocos ejemplos que refrendan la existencia de unos efectos que continúan siendo estupendos exponentes en el terreno de los efectos especiales más de veinticinco años después de su estreno.
La aportación de la historia de la madre de Freddy, la presentación de un grupo capaz de plantar cara al villano de la saga, la recuperación de Nancy o un tramo final soberbio en el escenario paralelo del particular infierno de Freddy y el cementerio de coches son solo unos ejemplos que justifican la justa denominación de esta entrega como la mejor de toda la saga (con permiso de la primera entrega, obra maestra del terror).
Una obra de la que bebería directamente tanto la cuarta como la quinta entrega y que es no solo la mejor secuela de la franquicia, sino que supone uno de los mejores exponentes del terror juvenil del que Chuck Russel ofrecería poco después una nueva muestra de enorme calidad con El terror no tiene forma (1988). Una excepcional muestra del mejor Freddy Krueguer con el que disfrutar una vez tras otra.
ESCENA PARA EL RECUERDO: El enfrentamiento paralelo con Freddy entre los jóvenes protagonistas y Nancy en el mundo de los sueños y el de Neil Gordon y el teniente Thompson en el mundo real.
APLAUDIMOS: Como tras el tropezón de la segunda entrega un excepcional guión logró reformular la saga sin perder la esencia de la misma ni su piedra angular, el uso de los sueños como telón de fondo sobre el que actúa Freddy.
DENUNCIAMOS: La muerte de Nancy, que arrebata de manera burda a la gran heroína de la franquicia la posibilidad de regresar.
UNA CURIOSIDAD: La escena del esqueleto de Freddy homenajea sin rubor la famosa secuencia de Jason y los argonautas (1963) que a su vez Raimi volvería a honrar en El ejercito de las tinieblas (1993), utilizando además la propia técnica de stop motion que Ray Harrihausen llevará a su máxima expresión en títulos como el mencionado.
LA FRASE: “Sueño, ese pedacito de muerte, como lo odio” (Narrador)
VALORACION: 9.75
miércoles, 4 de diciembre de 2013
PESADILLA EN ELM STREET 2. LA VENGANZA DE FREDDY (A nightmare on Elm street. Freddy´s revenge, 1985) 82´
“Vuelve el hombre de tus sueños”
FICHA TÉCNICA
Dirección-Jack Sholder
Guion-David Chaskin
Fotografía-Jacques Haitkin/Christopher Tufty
Música-Christopher Young
Producción-Robert Shaye
INTERPRÉTES
Mark Patton (Jesse Walsh)
Kim Myers (Lisa Webber)
Robert Rusler (Ron Grady)
Clu Gulager (Ken Walsh)
Hope Lange (Cheryl Walsh)
Marshall Bell (Entrenador Schneider)
Robert Englund (Fred Krueguer)
SINOPSIS
El joven Jesse Walsh acaba de mudarse a la que fuera la casa de Nancy Thompson en Elm street. No tardará en comenzar a sufrir terribles pesadillas en las cuales se le aparece un extraño hombre con la cara quemada, un jersey a rayas rojas y verdes, sombrero y unas cuchillas en la mano. Cuándo comienzan a sucederse las muertes en el ambiente cercano al muchacho este cree ser el responsable de las mismas, ya que está convencido ha sido poseído por el misterioso hombre que se le aparece en sus sueños.
CRITICA
Tras el brutal éxito de la primera entrega se llevó a cabo casi de manera inmediata una secuela en la que Craven no participó y que en su intento de romper con las pautas marcadas en la película de 1984 intenta trazar una historia alejada de todo aquello que Craven había dejado escrito en su película, erigiéndose como una floja cinta de terror que poco tiene que ver con el universo de la saga pero con destellos interesantes que la sitúan por encima de muchos títulos coetáneos de terror.
Lo peor que hace esta secuela es dinamitar toda la idea de un Freddy qua ataca en sueños para convertirlo en un ser que tiene que asesinar poseyendo en este caso el cuerpo del protagonista. Si bien la idea no es mala no encaja en el concepto desarrollado por Craven en la primera entrega y que sienta las bases del personaje y por ende de toda la franquicia de títulos que vendrían después, siendo esta segunda entrega la única excepción a esta norma.
La cinta conjuga además secuencias muy acertadas como el arranque en el autobús, la muerte de Ron citada en el apartado Escena para el recuerdo o el final de Freddy con otras totalmente ridículas como la muerte del entrenador o el ataque de Freddy en la fiesta fluctué en su calidad, máxime tras el listón puesto por Craven en la primera Pesadilla.
Otro de los puntos bajos de la cinta es la presencia de unos protagonistas que frente a los de la primera entrega no generan simpatía en el espectador, ni siquiera antipatía, son fríos, carecen de un fondo lo suficientemente trabajado para resultar interesantes, ayudando además unas interpretaciones demasiado forzadas y por momentos sobreactuadas. Incluso Englund se encuentra por momentos perdido, siendo no obstante lo mejor en este apartado.
Buenos efectos para recrear las muertes, no siendo sin embargo numerosas, en un título que ha quedado en el recuerdo como uno de los más flojos de la saga, bajón en la calidad del que los fans serían recompensados en la tercera entrega.
ESCENA PARA EL RECUERDO: La transformación de Jesse en Freddy ante la mirada aterrorizada de su amigo Ron, donde los efectos son utilizados de manera inteligente para que el espectador comparta el pánico de la víctima de Freddy, incapaz de huir ante lo que está produciéndose frente a sus ojos.
APLAUDIMOS: Intenta no ser un calco de la cinta de 1984. Alguna aparición esporádica de Freddy continua siendo terrorífica.
DENUNCIAMOS: Un guión demasiado endeble, lo que conlleva además que la cinta se nutra de personajes desdibujados.
UNA CURIOSIDAD: Está considerada como la primera producción de terror de temática gay. Si bien esa idea puede resultar chocante en principio merece la pena replanteársela tras revisonar la cinta con este concepto en mente, lo que hace que cambien el sentido de muchas escenas y diálogos.
LA FRASE: “Noto que algo está intentando penetrar en mi cuerpo” (Jesse Walsh)
VALORACION: 6
martes, 3 de diciembre de 2013
PESADILLA EN ELM STREET (A nightmare on Elm street, 1984) 87´
“Si Nancy no consigue despertar inmediatamente, no despertara jamas”
FICHA TÉCNICA
Dirección-Wes Craven
Guion-Wes Craven
Fotografía-Jacques Haitkin
Música-Charles Bernstein
Producción-Robert Shaye
INTERPRÉTES
Heather Langenkamp (Nancy Thompson)
John Saxon (Teniente Donald Thompson)
Ronee Blakley (Marge Thompson)
Johny Deep (Glen Lantz)
Amanda Wyss (Tina Gray)
Jsu Garcia (Rod Lane)
Robert Englund (Fred Krueguer)
SINOPSIS
La joven Tina lleva varias noches soñando unas terribles pesadillas protagonizadas por un hombre con el rostro desfigurado y con cuchillas en su mano. Al contar lo que le sucede a sus amigos se da cuenta que no es la única que está sufriendo estas horribles pesadillas tan reales que le provocan auténtico temor a quedarse dormida.
CRITICA
Wes Craven creó con Pesadilla en Elm street uno de los grandes títulos de terror de la década de los ochenta reformulando el género gracias a un guion sobresaliente que logra tocar temas marcados en el acervo cultural como es la utilización de las pesadillas como área de operaciones del psicokiller de la cinta, un Fred Krueguer que con el estreno de las diferentes secuelas alcanzaría el status de referente cultural.
La historia escrita por el propio director utiliza de manera muy inteligente la confusión en el espectador entre la realidad y el mundo de los sueños, sometiendo a quien está visionando la película a la tensión ante la duda de saber si los protagonistas están a salvo o por el contrario se hallan en peligro, caso de estar soñando. Y crea esa angustia porque los personajes dibujados van más allá de ser mera carnaza para el asesino de turno, generan empatía y están en conjunto bien dibujados, lo que hace que suframos con sus destinos. En el caso de Nancy además, Craven creó una de las grandes antagonistas del villano de turno del género de terror.
A pesar de contar con una mayoría de intérpretes jóvenes y sin experiencia estos lograron crear unos personajes mucho más interesantes que en la gran mayoría de slashers del momento. La película vería además el debut de un Johnny Deep lejos aún de convertirse en la mega estrella que es a día de hoy. Junto a este reducido grupo de jóvenes intérpretes Craven pudo contar con un veterano de la talla de John Saxon, un actor curtido en mil y un títulos que confiere una gran prestancia a su papel de padre de la protagonista. Pero sin duda alguna el mayor acierto de la película está en la elección del actor Robert Englund como Fred Krueguer, quien dotó al mismo de toda una serie de gestos y expresiones propias que hicieron de este personaje uno de los tótems del terror de la historia del cine.
Pesadilla en Elm street logró encajar con precisión milimétrica todos sus elementos como son una historia sobresaliente, unos efectos artesanales pero francamente impactantes y bien resueltos, un soniquete musical que da auténtico mal rollo y un asesino dibujado como pocos dentro del género y con una plasmación en pantalla icónica y terrorífica (la voz metalizada, ese humor negro que en esta primera entrega ya se atisba, un vestuario fácilmente identificable y un arma convertida en leit motive de la saga). Pero sin ninguna duda el mayor acierto de la película y por ende de la saga que vendría después está en el área en la que actúa Fred, lo que posibilita la no existencia de límites a la hora de plasmar las muertes de los protagonistas, a la vez que confiere un escenario terrorífico por el hecho que nadie puede escapare a dormir.
Son numerosas las escenas marcadas a fuego en nuestro recuerdo que el presente título tiene, además de todas y cada una de las diferentes muertes es inevitable recordar a Tina en la bolsa de cadáveres llamando a Nancy, la secuencia en la bañera, las niñas jugando a la comba ... quedando de esta manera justificada la catalogación de Pesadilla en Elm street como obra maestra del terror.
Un título imprescindible dentro del género de terror que elevó a Craven al altar de los maestros del cine de terror y que logró iniciar posiblemente la que sea la saga de terror más lograda de las últimas décadas.
ESCENA PARA EL RECUERDO: La muerte de Tina, que demuestra las ganas por parte del equipo de la película de hacer cosas diferentes a pesar de contar con un reducido presupuesto y que tiene un componente de impacto que no varía a pesar de las veces que se visione la secuencia.
APLAUDIMOS: Logra todo lo que una película de terror ansía, dar auténtico miedo. Logró reformular todo un género.
DENUNCIAMOS: Posiblemente la película no impacte de igual manera a las nuevas generaciones que se acerquen a este título con un bagaje en el terror y el gore mucho más amplio que en el momento del estreno de la cinta.
UNA CURIOSIDAD: Sean S. Cunningham, buen amigo de Craven con quien había trabajado en La última casa a la izquierda (1972) y que había logrado rodar otro de los éxitos del terror de los ochenta con Viernes 13 (1980) ayudó al director rodando alguna secuencia en una carrera contrarreloj por cumplir los plazos en un rodaje tan ajustado en cuanto a presupuesto y recursos.
LA FRASE: “Yo soy Dios” (Frec Krueguer)
VALORACION: 10
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