DARIO ARGENTO
Este director, nacido en Roma
hace ya ochenta y cuatro años, es uno de los principales exponentes dentro del
cine contemporáneo de terror italiano. Destacar además de su trabajo como
cineasta su labor como guionista, sería uno de los autores del libreto de Hasta
que llegó su hora (1968), colaborando en los guiones de película tan reseñables
dentro del género de terror como Demons (1985), El engendro del diablo (1989) o
La secta (1991).
Argento es el más conocido
representante del denominado giallo, un subgénero cinematográfico, también
literario, donde el thriller se mezcla con el terror con las constantes del asesino
misterioso, unas violentas muertes, en la mayoría de los casos de mujeres
jóvenes, que destacan por su originalidad a la hora de plasmarlos en pantalla y
poseedoras de una fuerza visual donde el color, la carga sexual y la explicitud
son marcas de la casa. Y es que Argento se daría a conocer dentro de este
género contribuyendo al mismo con varias de las películas de cabecera dentro
del mismo.
No descubrimos nada nuevo si
reconocemos su primera etapa, aquella que engloba su cine de la década de los
setenta y ochenta, como la más fructífera y exitosa, aquella que nos regalaría
los títulos por los que el cineasta se convertiría en referente dentro del
género de terror. Por el contrario, la década de los dos mil nos ofrecería a un
director sin alma y lejos de los aciertos estilísticos de sus películas de
cabecera, siendo películas como Giallo (2009) o Dracula 3D (2012) los ejemplos
más plausibles de esta decadencia en su dirección.
Como nota personal, Argento
mantendría una relación sentimental de años con la actriz Daria Nicolodi, con
quien trabajaría en varias de sus películas más celebradas. Ambos serían los
padres de una Asia Argento que heredaría de sus padres su pasión por el cine,
con una predisposición además por el terror que la convertiría en musa dentro
del género.
Dentro de la filmografía de
Argento estos serían los títulos principales a reseñar:
El pájaro de las plumas de
cristal (1970): Su debut como director, marcaría varias de las constantes que
Argento manejaría en sus siguientes trabajos.
El gato de las nueve colas (1971):
Un giallo donde se enfatiza el trabajo de investigación y de psique de los
personajes por encima de su vertiente más explícita y violenta.
Cuatro moscas sobre terciopelo
gris (1971): Uno de los títulos más experimentales en el terreno visual de su
director, quien se escuda tras la música de Ennio Morricone a la hora de
orquestar este viaje a los infiernos de su protagonista.
Rojo oscuro (1975): Argento
seguía parapetado tras el giallo a la hora de dar forma a unas películas que
tanto a nivel visual como sonoro presentan una personalidad propia.
Suspiria (1977): El director
italiano se coronaría dentro del género de terror con la primera de las
entregas de la denominada Trilogía de las tres madres, donde el color y las
muertes impactantes son la forma de presentar una historia de tinte
sobrenatural realmente recomendable.
Inferno (1980): Segunda entrega
de la saga de películas protagonizadas por un triunvirato de brujas y
satanistas que continuaba de alguna manera utilizando los recursos narrativos y
visuales que tanto juego habían dado en Suspiria.
Tenebrae (1982): Argento volvería
a los resortes del giallo jugando a uno de sus juegos preferidos, complicar y
mucho la vida de un protagonista involucrado sin el quererlo en una orgia de
macabros asesinatos.
Phenomena (1985): Película que
contaría con la belleza virginal de Jennifer Connelly y un Donald Pleasance
consagrado en el género gracias a La noche de Halloween (1978) para ofrecer un
título con reminiscencias a títulos como El exorcista 2, el hereje (1977) o
Poltergeist, fenómenos extraños (1982).
Terror en la ópera (1987): Un
título que aprovecha un escenario tan propicio para el género como un teatro
operístico para mostrar una de las imágenes más icónicas de las filmadas por su
director y protagonizada por unos ojos y muchas agujas.
Los ojos del diablo (1990): Argento
y Romero colaborarían en un título que homenajeaba a Edgard Allan Poe adaptando
para ello al cine dos de sus relatos de cabecera, La verdad sobre el caso del
señor Valdemar y El gato negro.
De esta manera Argento se ha
convertido en sinónimo de un cine de terror con un estilo propio muy definido,
siendo uno de los referentes del género de las últimas décadas y cuya
contribución con sus películas ha sido tan reseñable que hace olvidemos una
última etapa muy lejana de los logros estilísticos y narrativos de sus primeros
trabajos.