“Semana
uno, sin rastro. Semana dos, sin aviso. Semana ocho, sin control. Semana dieciséis, sin cura. Semana veintiocho, sin salida”
DE
QUE VA:
Seis meses después que un terrible virus asolara Gran Bretaña se declara que
este ha sido controlado y que puede comenzar la reconstrucción del país. Una
familia consigue reunirse durante el proceso de repatriación, lo que no saben
es que uno de sus miembros porta sin él saberlo, un terrible y letal secreto.
QUIEN
LA HACE:
El español Juan Carlos Fresnadillo logró llamar la atención tras ser nominado
al Oscar al mejor cortometraje con Esposados, abriéndose para él las puertas de
un proyecto como el presente, filmado casi diez años más tarde.
QUIEN
SALE:
Robert Carlye cierra la cuadratura con la primera película, ya que este actor
saltó a la fama gracias a Trainspotting de Danny Boyle. Junto al actor inglés,
nombres como los de Jeremy Renner, visto en sagas como Los vengadores o Misión
imposible, Rose Byrne, de la saga Insidios o X-Men en sus últimas entregas o el
últimamente omnipresente Idris Elba (Prometeus, Pacific Rim, Thor…).
QUE
ME GUSTA:
Es espectacular, olvida esa especie de
crítica social constante que era la cinta de Boyle y nos sumerge en una
historia de zombies pura y dura, sin concesiones, aunque sí es cierto que hay
también cierta crítica al ser humano, en ocasiones más cruel que los propios
infectados, imagen representada a través de la figura del ejército, algo que ya
se mostró en la primera entrega. Un carrusel de sensaciones y adrenalina
constante, con una fotografía espectacular (donde la oscuridad representa la
seguridad y la luz el peligro) y un movimiento de cámara frenético y
adrenalítico.
LA
ESCENA:
Aquella que sirve de prólogo a la historia, y donde Don debe abandonar a los
suyos para poder sobrevivir, desasosegante. Dicha secuencia se comenta fue filmada por Danny Boyle.
UNA
CURIOSIDAD:
Si en la primera entrega se contó con atletas para dar vida a los infectados
por aquello de la velocidad y agilidad, en esta ocasión se utilizaron
bailarines para poder memorizar las coreografías de los ataques de estos seres.
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