Este Valenciano recientemente fallecido nació en 1935 y en su juventud estudió Bellas Artes y Decoración. No tardó sin embargo en fijar sus miras en el mundo cinematográfico realizando sus primeras incursiones como director en publicidad y en el rodaje de documentales.
Si por algo destaca Juan Piquer Simón es por haber sido un director a contracorriente, ya que escogió géneros como la aventura, la ciencia ficción y el terror en una época en la que el cine español no concebía este tipo de películas que se salían de los tópicos de drama y comedia tan ligados hasta hace poco a nuestro cine. Además sus películas enmarcadas en el género de terror no escatimaban en gore, sexo y sangre, lo que le hace más innovador en este terreno.
Trabajaba siempre con presupuestos exiguos, lo que confería a sus cintas unos resultados finales bastante pobres (especialmente en el apartado técnico o de efectos especiales), que sin embargo destacan por desprender cierto halo de amor por el cine y cariño en su concepción por parte de su director.
Amante de la literatura en sus obras ha trasladado a la pantalla grande relatos de Lovecraft, Emilio Salgari o Julio Verne
Entre su filmografía podemos resaltar los siguientes títulos englobados en el terror.
Mil gritos tiene la noche (1982)
Slugs, muerte viscosa (1988)
La grieta (1990)
La mansión de Cthulhu (1991)
Alejado de los rodajes en sus facetas principales de guionista y director, su fallecimiento deja huérfano al cine español de uno de los pioneros del terror en España, ahora que precisamente podemos presumir de estupendos realizadores en este género.
Si por algo destaca Juan Piquer Simón es por haber sido un director a contracorriente, ya que escogió géneros como la aventura, la ciencia ficción y el terror en una época en la que el cine español no concebía este tipo de películas que se salían de los tópicos de drama y comedia tan ligados hasta hace poco a nuestro cine. Además sus películas enmarcadas en el género de terror no escatimaban en gore, sexo y sangre, lo que le hace más innovador en este terreno.
Trabajaba siempre con presupuestos exiguos, lo que confería a sus cintas unos resultados finales bastante pobres (especialmente en el apartado técnico o de efectos especiales), que sin embargo destacan por desprender cierto halo de amor por el cine y cariño en su concepción por parte de su director.
Amante de la literatura en sus obras ha trasladado a la pantalla grande relatos de Lovecraft, Emilio Salgari o Julio Verne
Entre su filmografía podemos resaltar los siguientes títulos englobados en el terror.
Mil gritos tiene la noche (1982)
Slugs, muerte viscosa (1988)
La grieta (1990)
La mansión de Cthulhu (1991)
Alejado de los rodajes en sus facetas principales de guionista y director, su fallecimiento deja huérfano al cine español de uno de los pioneros del terror en España, ahora que precisamente podemos presumir de estupendos realizadores en este género.
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