Doppelganger
es un reality show que se proyecta por internet, y que ha decidido llevar a
cabo una emisión en directo desde la casa abandonada en la que Michael Myers
pasara sus primeros años de vida para acabar asesinando a su hermana en la
noche de Halloween de 1963. Pero al llegar al lugar los participantes del show
ignoran que no se encuentran solos en la morada.
Tras
el destacado éxito comercial de Halloween H20 era evidente que los productores
de la franquicia iban a seguir explotando la gallina de los huevos de oro, en
este caso a Michael Myers, teniendo que pasar sin embargo cuatro años para ver
estrenada esta octava entrega. Curiosamente, Rick Rosenthal, quien fuera responsable
de la segunda parte de la saga, y por ende, director de una de las mejores
continuaciones de toda la franquicia, firma esta continuación, la cual se
encuentra en las antípodas de su anterior trabajo dentro de la saga, esto es,
se trata de una de las peores cintas sobre Michael Myers de todas las que
llevamos estrenadas.
La
película pudo contar con la presencia como reclamo de Jamie Lee Curtis, quien
protagoniza un prólogo inicial de quince minutos totalmente independiente del
resto de metraje, lo que evidencia en este 2002 la ya notoria influencia de la
saga Scream dentro del propio género slasher. Este tramo por otra parte es el
más logrado de toda la cinta, siendo curiosa cierta sensación de desapego de la
propia Jamie Lee Curtis de esta entrega, algo que justificamos en un poster que
ni siquiera tiene una imagen actual de la actriz, y que toma prestada una imagen promocional de esta
de Halloween H20. El resto del elenco artístico es un total despropósito
en cuanto a personajes e interpretaciones, quedando la protagonista principal,
Bianca Kajlich, muy pero que muy lejos de las hechuras no solo de la propia Curtis,
sino del resto de los diferentes intérpretes responsables de cargar con el rol
de víctima principal en títulos anteriores, la pequeña Danielle Harris incluida.
El rapero y actor Busta Rhymes pretende emular al simpático personaje al que
diera vida Ll Cool J en la anterior entrega, ofreciendo sin embargo una
actuación paródica y sobreactuada, que llega a sacarnos de la tensión de la
película. La modelo Tyra Banks completa el espectro de actores negros, tratando
indisimuladamente la película de llegar a este tipo de público, potencialmente
muy goloso de cara a la taquilla. Resaltar de entre un grupo de totales
desconocidos y por curiosa la intervención de Thomas Ian Nicholas, uno de los
protagonistas de la saga American Pie. Michael Myers es interpretado en esta
ocasión por el especialista Brad Loree.
Como
decíamos, la película se inicia con un interesante, y con todo valiente prólogo
en lo visual, pero en el que hay que denunciar la insulsa y forzada explicación
que se da para relatar el porqué Michael Myers no ha muerto tras haber sido
decapitado por el personaje de Laurie Strode en la película anterior. Esto da
una sensación, que además se mantiene en la historia central, de una base
argumental con alguna idea interesante que sin embargo ha sido pobremente
desarrollada a la hora de dar forma definitiva al guion. Si en el arranque de
la película veíamos la herencia de Scream y secuelas, no podemos obviar la
película de 1999 El proyecto de la bruja de Blair, cuyo inesperado y brutal
éxito rescataría el género del falso documental o metraje encontrado. Algo de
esto vemos en la película, reflejado en el uso de las cámaras que plagan la
casona en la que viviera Myers y su familia y que incluso los propios
protagonistas llevan consigo. Una buena idea sobre el papel pero que a la hora
de trasladarse a la pantalla acaba por resultar cargante y mareante, en parte
debido a un montaje caótico y demasiado frenético a la hora de jugar con los
diferentes puntos de vista de una misma secuencia, lo que acaba por marear al
espectador.
Otro
de los principales puntos débiles de la película es su apuesta por un tono de
humor, concentrado en el personaje de Busta Rhymes, que rompe la
intencionalidad de la película a la hora de generar tensión. Esta idea se
plasma a la perfección en el último cuarto de hora, y es que mientras el
personaje de Sara es perseguida y acosada por Myers a lo largo de la casa,
siendo guiada esta a través de su Smartphone por un personaje ubicado en el
exterior y que está siguiendo el reality desde un ordenador, nos encontramos
con uno de los mejores momentos de la película, con una buena construcción de
la secuencia y un manejo de la tensión
que nos hace creer que el epílogo estará a la altura del prólogo, salvando de
esta manera a la película de la quema. Pero es en el momento en que el personaje
al que da vida Busta Rhymes que entra en plano, que el humor más simplón y las resoluciones más absurdas tienen cabida, algo que penaliza inclusive al propio
Myers, que pierde buena parte de su empaque conceptual a mayor gloria del
personaje de Rhymes.
Es
así como esta octava entrega tira por tierra todo lo recuperado por Halloween
H20 en cuánto a renacimiento de la saga, ofreciendo un trabajo que no gustaría
a la crítica y tampoco contentaría al gran público, haciendo obligado un
renacer a la saga mediante un remake que llegaría cinco años después.
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