viernes, 18 de enero de 2019

HALLOWEEN (HALLOWEEN, 2018) 106´



Dos periodistas que se encuentran realizando un reportaje de investigación sobre la matanza de Haddonfield del 31 de Octubre de 1978, visitan tanto a Michael Myers en su encierro de cuarenta años en el manicomio de Smith´s Grove como a Laurie Strode en su aislada y atrincherada propiedad. Descubren así a un Myers que lleva décadas sin interaccionar a ningún estímulo, mientras que Laurie lleva todo ese tiempo dedicada a prepararse para un nuevo enfrentamiento con su atacante, que sabe se producirá tarde o temprano. 



La productora Blumhouse, que lleva años revolucionando el género de terror a base de producciones de presupuestos ajustados pero muy cuidadas a todos los niveles, se ha aventurado a resucitar la saga Halloween, poniendo para ello su vista atrás en el clásico de Carpenter, siendo de hecho una secuela directa de la película de 1978, y por lo tanto obviando todo lo narrado en las diferentes continuaciones que han ido apareciendo a lo largo de los años. Un desconocido dentro del género, David Gordon Green, ha sido el escogido para llevar a buen puerto la propuesta, la cual se antojaba de inicio arriesgada, habida cuenta de la presencia de los guionistas Jeff Fradley y Danny McBride, además del propio Gordon Green, como autores del libreto, ya que estos venían de un género tan opuesto al terror como es la comedia. Afortunadamente no hay ecos paródicos de ningún tipo y lo que si nos encontramos es una película que homenajea al clásico estrenado cuarenta años atrás y ofrece un interesante título dentro de la franquicia, afín además a los nuevos tiempos en los que nos encontramos. 



Jamie Lee Curtis vuelve a ponerse en la piel de Laurie Strode, participando además como productora ejecutiva de la película, lo que evidencia una mayor implicación de la actriz a todos los niveles. Curtis nos obsequia con una involución del personaje que la diera a conocer, convirtiendo a esa timorata y acobardada jovencita en una mujer marcada por los acontecimientos vividos cuatro décadas atrás, lo que le ha llevado a convertirse en una especie de eremita de fuerte carácter y obsesionada con su autoprotección y la de toda su familia. Myers por su parte es interpretado, como es marca de la casa, por un completo desconocido, esta vez el fornido James Jude Courtney, dando la película la posibilidad a Nick Castle, el primer Myers, de darle también vida en un plano. El peso del personaje de Laurie Strode provoca por su parte que veamos pocos personajes interesantes más allá de un nuevo psiquiatra que no logra olvidemos al icónico Loomis, y que además protagoniza uno de los momentos más absurdos e incomprensibles de la película, o unas hija y nieta de Laurie que sirven únicamente para dar aún mayor empaque al protagonismo de Jamie Lee Curtis. Citar por último a Will Patton, veterano actor visto en títulos como Armageddon o Mensajero del futuro, y que compone un interesante personaje como agente de la ley, y también relacionado con la matanza perpetrada en la primera noche de Halloween. 



La película apuesta fuerte desde el principio, con un prólogo que bajo un prisma visual realmente atinado en torno al hospital psiquiátrico en el cual se encuentra Myers recluido, logra dejar claras sus intenciones. De esta manera funciona como consciente continuación del primer Halloween, tomando el estilo de Carpenter en lo que respecta a tirar del suspense como elemento principal a la hora de generar la consabida atmósfera y tensión, jugando en no pocos momentos el director a tratar de engañar al espectador en la búsqueda del susto final. No por ello se ha escatimado a la hora de mostrar el horror generado por Myers en su deambular por las calles de Haddonfield, y es que en una época en la que lo explícito se hace casi necesario, los planos que muestran con todo detalle los desmanes de Myers no se hacen de rogar. 



Todo en la película está trazado en la búsqueda del ansiado enfrentamiento final, cuarenta años después, entre víctima y verdugo, algo que de alguna manera recupera lo narrado en Halloween H20, llevándolo a su máximo apogeo, ya que en este caso Laurie no se ve obligada a enfrentarse a Myers, sino que lo ansia, lo necesita como forma de redimirse con el pasado. Este camino está trufado, como no podía ser de otra manera, de continuos homenajes a la película iniciática, con su prolegómeno en unos títulos de crédito deudores del primer Halloween, pasando por la puesta en escena de determinadas secuencias y que imitan conscientemente lo visto ya cuatro décadas antes, hasta el inevitable guiño en multitud de escenas, como en aquella en la que es la nieta de Laurie la que mira por la ventana del instituto para encontrarse en esta ocasión con la figura de su abuela y no con la de Myers, o esas icónicas sábanas colgadas y mecidas por el viento, hasta la misteriosa desaparición tras caer desde la ventana de uno de los personajes protagonistas con cambio de papeles incluido, por citar solo unos pocos ejemplos. 



También es cierto que hay que objetivizar el fervor propio del fan a la hora de valorar la película, debiéndose haber desechado algunos insertos totalmente innecesarios en el devenir de la trama, como es todo lo concerniente a la relación sentimental del personaje de Allyson, nieta de Laurie, o las intervenciones del Sheriff Barker, momentos que habrían aligerado el montaje final recortando minutos vacíos, con lo que se habría dado un mayor ritmo a la película.



Sin embargo en el balance final podemos sentirnos satisfechos como espectadores de una obra que ha tratado de tomar el espíritu de una película de culto filmada hace cuarenta años y trasladarlo, convenientemente modificado, a un título de género contemporáneo, permitiendo además que Laurie Strode tenga una oportunidad de obtener su ansiada y merecida venganza.  


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