martes, 8 de enero de 2019

HALLOWEEN 5, LA MALDICIÓN DE MICHAEL MYERS (HALLOWEEN 5, THE REVENGE OF MICHAEL MYERS, 1989) 96´



Ha pasado un año desde los terribles acontecimientos vividos por Jamie y Rachel, permaneciendo desde entonces la pequeña ingresada en una institución mental para niños donde lleva todo este tiempo con pérdida del habla. Pero llega nuevamente la noche de Halloween, y la figura de Myers regresará a Haddonfield, estableciéndose entre él y Jamie una fuerte conexión mental. 





Inmediata continuación estrenada solo un año después de la cuarta entrega y que supone una decepción importante tras haber podido disfrutar de unas entregas, que si bien disminuían en calidad progresivamente, si que tenían siempre elementos que las hacían lo suficientemente atractivas para ese público ansioso por seguir disfrutando de las andanzas de Myers y familia. No sucede lo mismo en esta ocasión, donde contamos con una dirección de Dominique Othenin-Girard totalmente plana y lineal, y sin un solo elemento destacable, siendo este un elocuente síntoma de lo que es esta quinta entrega, simplemente un enlace, un nexo de unión entre la cuarta y sexta películas, algo que queda patente en un final totalmente abierto, algo que descoloca aún más al espectador, quien acaba por encontrarse con un título filmado a medias. 


Donald Pleasance se mantiene al frente del reparto, dando vida a un Dr Loomis que continua en su espiral de absoluta obsesión por el personaje de Myers, algo que le lleva a una autodestrucción progresiva, convirtiéndose ambos, con el paso de cada una nueva entrega, en unos excelentes antagonistas. La pequeña Danielle Harris sigue resultando realmente convincente en el papel de Jamie, siendo de hecho de lo mejor a nivel interpretativo de la saga. También la actriz Ellie Cornell retoma su personaje de Rachel, siendo su eliminación en el primer tercio de la película uno de los muchos errores de esta quinta entrega, tratándose como era de uno de los pocos personajes con los que el espectador había llegado a empatizar de una manera importante, frente a una mayoría de personajes de relleno y sin peso en la película. Siguiendo con la tendencia de cambiar de actor con cada nueva entrega, en esta ocasión el papel de Michael Myers recae en un desconocido Don Shanks, limitándose a servir de presencia corporal de este icónico asesino.



La película es una suma de errores que se inicia con un escena de transición entre la cuarta y quinta entrega y que presenta al personaje de Michael Myers siendo recogido y cuidado por un vagabundo, al más puro estilo Frankestein, tan innecesaria como ridícula, con una resolución igualmente absurda, y que resta empaque al propio personaje de Myers. De esta forma nos encontramos con un guion totalmente deslavazado, lleno de incongruencias, tramas no justificadas, con la aparición de un misterioso personaje que en ningún momento se explica, una Jamie que tras un año de mutismo recupera inesperadamente el habla, una conexión mental entre este personaje y Michael Myers que acaba por no tener peso en la resolución de la historia y unos insertos cómicos ridículamente innecesarios y que te sacan totalmente de ese intento de atmósfera de terror tan poco conseguida. 



Por todo ello concluimos que esta continuación acaba por quedar enclavada en nuestro recuerdo como la peor de las diferentes entregas de esta larga saga, ya que no presenta elementos a destacar tampoco en lo que respecta a la ambientación, actuaciones, en su mayoría forzadas y sobreactuadas, ni siquiera en la forma de filmar los ataques de un Myers totalmente asépticos y que ni siquiera llegan a impactar en su vertiente más sanguinolenta, algo que nos escama teniendo en cuenta la presencia en el apartado de efectos de maquillaje de tres talentos en esto del gore como son Robert Kurtzman, Greg Nicotero y Howard Berger. Únicamente la muerte de un personaje como el de Rachel, con quien habíamos sufrido en la entrega anterior, nos impacta, pero únicamente por tratarse del personaje que es. Una continuación totalmente prescindible si no fuera porque se hace necesaria para llegar a entender la posterior entrega de esta franquicia, la cual se demoraría por seis años dado el fracaso que la película de  Othenin-Girar supuso para esta serie de películas, siendo de hecho la menos rentable de cuántas películas sobre el personaje se han llegado a estrenar. Michael Myers había tocado fondo.

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