domingo, 11 de marzo de 2018

HOUSE ON HAUNTED HILL (HOUSE ON HAUNTED HILL, 1999) 89´




“El mal te invita a su fiesta”

DE QUE VA: El Instituto Psiquiátrico Vannacutt, en el que se cometieron toda una serie de excesos enmascarados como medicina, lleva varias décadas cerrado tras un devastador incendio que arrasó el lugar. Para colmar los retorcidos deseos de su esposa, un multimillonario de los parques temáticos decide organizar allí su fiesta de cumpleaños, pero nadie imagina lo que las paredes del viejo manicomio esconden tras de sí.

QUIEN LA HACE: Título auspiciado por la productora Dark Castle, formada por nombres tan interesantes como son Robert Zemeckis (Regreso al futuro), Gilbert Adler (Cuentos desde la cripta) o Joel Silver (Jungla de cristal) y cuya intención era rescatar para el cine el género de fantasmas, ofreciendo un rejuvenecimiento visual de clásicos dentro de este subgénero. Dirige con solvencia William Malone, quien se diera a conocer en el género gracias precisamente al título que nos ocupa , gracias a lo cual llegaría a participar en la serie para televisión Masters of horror. Los nombres de Kurtzman y Nicotero en el apartado de efectos especiales garantizan una buena ración de gore de altura.

QUIEN SALE: Pareja protagonista de lujo, nada menos que un Geoffrey Rush post Oscar, quien homenajea en nombre y estética, bigote incluido, al Vincent Price de la cinta de 1959, y a quien acompaña Famke Janssen (Deep rising, X Men, Hansel y Gretel, cazadores de brujas) a quien le sienta como un guante el papel de femme fattale. Aparición del icónico Jeffrey Combs, inolvidable protagonista de la saga Reanimator y papel para Ali Larter, vista en Destino final y la saga para cine sobre Resident evil.

QUE ME GUSTA: Se apoya sustancialmente en un estilo visual propio, donde la propia arquitectura de la casa protagonista es un perfecto ejemplo además de una forma de plasmar en pantalla la presencia de los fantasmas, algo que potencia su impacto inicial. Su inquietante partitura musical dota al conjunto de un tenebroso trasfondo. Lo acertado del tándem Rush-Janssen. La historia sobre la que se cimenta la leyenda de la casa.

QUE NO ME GUSTA: La sustitución del terror psicológico por los fuegos de artificio en su tramo final, lo que lastra la propuesta trabajada hasta ese momento. Los invitados a tan particular fiesta resultan menos interesantes que los personajes de la versión de 1959.




LA ESCENA: Las delirantes alucinaciones sufridas por Steven Price en el interior de la cámara de saturación, donde el director pone toda la carne en el asador para lograr desasosegar al espectador mediante la saturación visual.




UNA CURIOSIDAD: Para los que gustan de no levantarse de la sala hasta finalizados los títulos de crédito finales la película guarda tras estos un guiño para los espectadores más pacientes.






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