viernes, 1 de febrero de 2019

TERROR EN AMITYVILLE (THE AMITYVILLE HORROR, 1979) 117´



“Por Dios, sacadme de aquí”

La familia Lutz adquiere una lujosa propiedad con embarcadero muy por debajo de su precio de venta. El motivo es que, apenas un año atrás, una familia completa había sido)asesinada en la vivienda por el hijo mayor en un crimen sin explicación aparente. A los pocos días de trasladarse a su nuevo hogar, los Lutz comienzan a experimentar una serie de fenónemos extraños que hacen mella especialmente en el cabeza de familia, hasta el punto de alterar su personalidad hasta límites casi homicidas.





El 14 de Noviembre de 1974, el joven Ronald DeFeo asesinó a sangre fría y mientras dormían a sus padres y cuatro hermanos en una masacre que adquiriría tintes aún más siniestros cuándo el acusado alegó que unas voces en la casa le había obligado a cometer la matanza. Cuándo un año más tarde la propiedad fue adquirida por la familia Lutz, quienes poco después abandonarían precipitadamente el lugar para no regresar jamás mencionando igualmente fenómenos inexplicables que habían puesto en riesgo sus propias vidas, el 112 de Ocean Avenue en Amityville se convertiría en uno de los referentes mundiales en lo que respecta a casas encantadas. Terror en Amityville se basa en la novela de Jay Anson, Horror en Amityville, donde se relatan los veintiocho días que George y Kathy Lutz pasaron en la vivienda junto a los tres hijos del matrimonio antes de abandonarla a la carrera para no volver jamás. Toda esta historia sobrecogedora quedaría deslucida tiempo más tarde al quedar bastante evidenciado que, en la historia de los Lutz asomaban no pocos indicios de fraude, fundamentados principalmente en unas deudas familiares insoportables. Pero no importaba, Horror en Amityville se había convertido en un best seller, la película basaba en este relato en un éxito de público generadora de multitud de secuelas y Amityville ha quedado ya marcado a fuego en el imaginario colectivo como sinónimo de casa encantada y terror.




Samuel Z. Arkoff, productor muy ligado durante toda su carrera profesional al terror, y que, entre innumerables obras de género tan conocidas como El abominable Dr Phibes, Drácula negro o Vestida para matar, ejercería esta labor en buena parte de la filmografía que Corman dedicó a la obra de Edgar Allan Poe, vio en la historia de Amityiville un filón a la hora de ofrecer una película de terror a la altura de clásicos de esa misma década de los setenta como El exorcista (película a la que Terror en Amityville debe mucho) o La profecía. Si bien es cierto que a nivel de calidad artística el presente título está bastante por debajo de las obras citadas, la película ha logrado alcanzar con el tiempo un status de título de culto, siendo generadora además de una saga plagada de secuelas y remakes que han hecho de Amityville uno de los títulos clásicos dentro del cine de terror contemporáneo. El director escogido para filmar la historia sería el artesanal Stuart Rosenberg, quien entre su filmografía cuenta con títulos tan interesantes como La leyenda del indomable, San Francisco, ciudad desnuda o Brubaker, quien ofrece un trabajo formal, lejos de efectismos y muy en la línea de la vieja escuela de cine, algo que hace que Terror en Amityville haya envejecido algo peor que títulos coetáneos de terror en lo que respecta a su estilo y recursos cinematográficos, pero que por otro lado la han cubierto de un poso de clasicismo inocuo y que delimita un estilo visual y conceptual a la hora de filmar que ahora mismo podemos ver reconocido en películas contemporáneas tan exitosas como Expediente Warren y su secuela.




La película se sustenta en un acertado trío de intérpretes principales. De una parte tenemos a James Brolin, galán en los ochenta gracias a la serie Hotel y más conocido hoy en día por ser el padre de Josh Brolin que por una longeva carrera en la que encontramos títulos tan interesantes como Capricornio Uno, Almas de metal o, más recientemente, Traffic. Brolin logra encarnar con gran acierto a un George Lutz cuyo comportamiento va mutando de manera gradual, pasando de ser un cabeza de familia protector y cariñoso a un tipo reservado, huraño y de mal genio. La recientemente fallecida Margot Kidder, para toda una generación la Louis Lane del Superman encarnado por Christopher Reeve, da vida por su parte a la esposa de George, quien vive el cambio de personalidad de su marido entre la preocupación y el miedo, ofreciéndonos la actriz un rol lejano a sus papeles más conocidos, donde solía ejercer de mujer fuerte e independiente. El veterano Rod Steiger (Yuma, El día más largo, Doctor Zhivago, Waterloo, Agáchate maldito…) es el tercer personaje principal en discordia, dando vida a un sacerdote extremadamente preocupado por el devenir de la familia Lutz, y cuyo protagonismo y relación con el joven padre Bolen, así como la aparición en escena del detective Gionfrido, viene evidentemente marcado por el éxito que pocos años atrás había tenido El exorcista. Curiosamente la dupla protagonista siempre manifestó de manera abierta su escepticismo hacía el relato de los Lutz, a quienes llegaron a conocer personalmente, en una maniobra comercial ciertamente desafortunada por su parte a la hora de vender la película al público.



La película adolece de un ritmo lento pero sostenido, y aunque habría funcionado mejor con un minutaje inferior a sus casi dos horas, hay que reconocer que en ningún momento llega a aburrir o resultar soporífera. En ese aspecto Rosenberg logra impregnar en la película de una manera gradual y medida de ese malestar que acecha a la familia protagonista y que va poco a poco evolucionando desde pequeñas señales indicativas a finalizar con una aterrorizada huida a ninguna parte por el incontrolable flujo de fenómenos inexplicables provenientes de la casa y que amenazan con convertir al personaje de George Lutz en un nuevo homicida múltiple, tal y como había sucedido poco antes con la familia DeFeo. No es Terror en Amityville una película que recurra a los sustos fáciles o golpes de efecto a la hora de tratar de meter miedo al espectador, de hecho hay una práctica ausencia en la cinta de efectos especiales, algo sintomático en una película de género de terror, ya que como apuntamos, se trata de una película que trata de llegar a generar desazón de manera gradual y creíble, algo a lo que no cabe duda, ayuda ese halo de realidad que soporta la película fruto de estar basada en acontecimientos pretendidamente reales.



Apoyada en una notable partitura musical obra de Lalo Schifrin que utiliza tanto cánticos infantiles, algo especialmente inquietante por la forma en que son insertados en la historia, como una percusión agónica en los momentos de mayor tensión, Terror en Amityville contiene no pocos momentos acertados en lo que a la composición de escenas se refiere, como el momento en el que el Padre Delaney trata de bendecir la casa sin llegar a conseguirlo, siendo atosiago por infinidad de moscas, en una de las secuencias más conocidas de la cinta llegando a ser parodiada en Scary movie 2, hasta tener que huir de la propiedad angustiado por el terror que experimenta en su interior, o la escena en la que la joven niñera queda atrapada en uno de los armarios de la vivienda por horas. En ambos casos el realizador juega con los momentos de angustia que tienen lugar en el interior de la propiedad contraponiéndolos con situaciones de asueto producidos en el exterior de la casona y haciendo esta diatriba más evidente en base a un montaje en paralelo de estas secuencias.



Pero si hay un elemento que canaliza toda la atención del espectador, llegando a convertirse en elemento central de la saga e icono del cine, no solo de casas encantadas, sino de terror, es la imponente casona donde tienen lugar los hechos, y que es una reconstrucción fidedigna de la auténtica villa ubicada en el 112 de Ocean Avenue. Destaca por encima de todo del conjunto arquitectónico, un lateral con formas cuasi de rostro humano coronado por dos imponentes y enormes ventanales, los cuales se asemejan a dos grandes ojos, y que confieren a la vivienda de una personalidad casi maligna, humanizándola hasta convertirla en un personaje más de la película, el personaje más acertado de la misma y que más ha calado en el imaginario colectivo.




Denostada por la crítica pero apoyada masivamente por el público hasta convertirla en un éxito de taquilla incontestable, Terror en Amityville se convertiría en un título seminal dentro del cine de casas encantadas, y que acabaría por ser el germen de toda una larga e irregular franquicia cinematográfica que ha sacado partido a una terrible tragedia de partida para colocar sobre el mapa una lujosa casa de estilo colonial atenazada por una leyenda negra que la ha marcado y marcará de por vida.


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