martes, 21 de agosto de 2018

BRAINSCAN, JUEGO MORTAL (BRAINSCAN, 1994) 90´




“¿Quieres jugar? Te desafío”

DE QUE VA: Michael es un adolescente que, tras la trágica muerte de su madre, se refugia en las películas y los videojuegos de terror. Por eso, cuándo llega hasta sus manos un juego interactivo que promete ser la más aterradora experiencia de su vida, no duda en probarlo sin calibrar las terribles consecuencias que este acto puede acarrearle.

QUIEN LA HACE: Dirigida por el artesanal John Flynn, director nada ligado al terror pero al que debemos títulos como Encerrado o Buscando justicia con dos tótems de la acción ochentera y noventera como son Stallone o Seagal. Destacar asimismo que la historia está escrita por Andrew Kevin Walker antes de entregar los libretos de cintas tan conocidas como Seven, Asesinato en 8 mm o Sleepy Hollow.

QUIEN SALE: Protagonizada por el aquel entonces al alza Edward Furlong, quien venía de protagonizar Terminator 2 y que durante esta primera etapa de su carrera nos brindaría sus mejores películas (American History X, Corazón roto, Detroit rock city). Furlong ya había trabajado en el género en Cementerio viviente 2 y volvería al mismo en títulos como El cuervo 4 o La noche de los demonios en su remake de 2009. Junto a Furlong un hierático Frank Langella, para toda una generación el Drácula dirigido por John Badham en 1979 y para la siguiente generación el Skeletor de la mítica cinta de Cannon Masters del universo.  

QUE ME GUSTA: Una habitación del protagonista que todos con su edad hubiéramos querido tener, coronada por ese ayudante virtual de nombre Igor. Ese planteamiento de soslayo que hace del cine de terror y su relación con la violencia real. Unos efectos visuales que aunque hoy puedan resultar algo naif casan a la perfección con el estilo de la película. El score musical central de la película.

QUE NO ME GUSTA: Lo pesado que acaba resultando el personaje de Kimberly. Los momentos en que Trickster trata desesperadamente de imitar el histrionismo del Freddie Krueguer más cómico, y por ende, menos terrorífico. Los momentos, escasos pero los hay, en que la cámara lenta es usada sin ningún sentido. Un final cobarde y ramplón con todo lo desarrollado hasta ese momento. 

LA ESCENA: El club del horror visiona una película con el elocuente título de Muerte, muerte, muerte, parte 2.




UNA CURIOSIDAD: Para los amantes del género en su vertiente más sanguinolenta hay una presencia constante a lo largo de la película de la mítica revista sobre horror Fangoria.





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