viernes, 7 de julio de 2017

GHOULIES (GHOULIES, 1984) 77´


“Primero fueron los Gremlins y ahora los Ghoulies…que son todavía peores”

 DE QUE VA: Jonathan y su novia Rebecca se trasladan a vivir a la antigua casona que el primero ha heredado. Durante la limpieza del lugar el joven descubre unos manuscritos de magia negra comenzando a realizar de esta forma una serie de rituales satánicos que despertaran de su letargo a unos seres monstruosos.



QUIEN LA HACE: Luca Bercovici dirige esta producción de la casa Empire auspiciada por los hermanos Band (de cuyo sello surgieron multitud de cintas de terror de serie B de los ochenta siendo Reanimator su máximo exponente) y con Ted Nicolau como editor.



QUIEN SALE: Reparto de actores de segunda donde destacan los nombres de Michael Des Barres, conocido cantante de rock de los setenta reconvertido en actor, pudiendo también ver en un papel secundario a Mariska Hargitay, para toda una generación la agente Olivia Benson en Ley y Orden.


QUE ME GUSTA: Maneja con solvencia el exiguo presupuesto de un millón de euros con el que contaba, logrando unos competentes efectos especiales. Los Ghoulies, a pesar de lo estáticas que resultan las marionetas que les dan vida, cuentan con un diseño conceptual muy logrado como así lo constatarían las continuaciones que vendrían después. La música de Richard Band, con ese soniquete tan reconocible del autor entre lo cómico y lo terrorífico. Sus quince minutos finales.

QUE NO ME GUSTA: Todo el tramo central, durante el cual la historia realmente no avanza apenas, y que se hace algo pesado. Los espamos actorales de Lisa Pelikan en el papel de Rebecca, tratando de resultar dramática y acabando por ser ridícula. La sospecha que la idea de los Ghoulies se insertó en la trama a posteriori y tras el éxito de taquilla de Gremlins, ya que así parece por la forma en que las secuencias con estas criaturas se muestran en el montaje estrenado en salas. Ese final que desmonta todo lo sucedido hasta el momento.

LA ESCENA: La resurrección de su tumba del personaje del brujo Malcolm Graves.






UNA CURIOSIDAD: A raíz de idearse el mostrar en la caratula a uno de los Ghoulies saliendo de la taza de un wáter se hubo de insertar esta secuencia en la cinta, algo que se convertiría en todo un referente de la saga posterior.







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