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miércoles, 16 de enero de 2019

HALLOWEEN, EL ORIGEN (HALLOWEEN, 2007) 114´



Michael Myers es un niño de diez años miembro de una familia disfuncial, lo que le ha llevado a presentar una atracción patológica por la muerte, algo que le llevará a comenzar a matar. Internado en un psiquiátrico tras asesinar a casi toda su familia, allí entablará una relación paterno-filial con el Dr Loomis, quien mejor conoce toda la maldad que esconde la mirada de Myers.



Tras el irregular resultado de Halloween Resurrection, que evidenciaba la necesidad de un descanso para la franquicia, se optó por reiniciarla mediante un remake que además se antojaba necesario teniendo en cuenta los casi treinta años transcurridos desde el estreno del Halloween de John Carpenter. El director escogido para este menester sería Rob Zombie, muy en boga en el circuito del terror más underground tras sus acertadas incursiones en el género con La casa de los 1000 cadáveres y Los renegados del diablo. Zombie, se encargaría igualmente de redactar el guion de la historia, que por una parte bebía de la película homónima escrita por John Carpenter y Debra Hill en 1978 presentando asimismo un primer y segundo acto que tratan de indagar en la personalidad de Myers y en su relación con el personaje de Loomis.



Zombie logró reunir en torno a este esperado remake a todo un elenco artístico de primer nivel, repleto de nombres claves dentro del género de terror así como de la serie B. Malcolm McDowell, todo un especialista en dar vida a personajes torturados como ya demostraa en La naranja mecánica o Calígula, da vida en esta ocasión al Dr Loomis, llegando a lograr que no echemos en falta a Donald Pleasance, consiguiendo además hacer suyo al personaje dotándole de una personalidad propia diferente a la marcada por Pleasance en sus cinco intervenciones anteriores. Jamie Lee Curtis sería sustituida por Scout Taylor-Compton, aunque en este caso no olvidaremos el trabajo de Curtis en detrimento del de la joven intérprete que se limita a brindarnos una scream queen al uso. La extraña presencia del joven Daeg Faerch le sienta realmente bien al personaje de un Myers de diez años con un peso muy importante en el devenir de la trama, siendo reemplazado por el colosal Tyler Mane (Dientes de Sable en X Men), quien con sus más de dos metros y ciento treinta kilos de peso nos ofrecerá al Michael Myers más imponente de todos cuántos han pasado por la franquicia. Como no podía ser de otra manera en una película dirigida por Rob Zombie, su esposa y musa, Sheri Moon Zombie, tiene un papel destacado como madre de Myers, siendo además una de las mejores interpretaciones de esta actriz, presente en toda la filmografía de Zombie. Respecto al resto del inabarcable elenco, supone todo un reto para el aficionado disfrutar con las apariciones de nombres como los de Sid Haig (La casa de los mil cadáveres), Sybil Danning (Aullidos 2), Ken Foree (Zombie), Daryl Sabara (Spy Kids), Dee Wallace (Aullidos, Critters), Leslie Easterbrook (Loca academia de policía), Bill Moseley (La matanza de Texas 2), Tom Towles (Henry, retrato de un asesino, el remake de La noche de los muertos vivientes), Danny Trejo (Machete), Clint Howard (El vendedor de helados), Udo Kier (Carne para Frankestein, Blade), Richard Lynch (Los bárbaros), William Forsythe (Erase una vez en América) o Brad Dourif (Muñeco diabólico), contando además con el guiño de ver a Danielle Harris (protagonista de la cuarta y quinta entrega), interpretando el papel de una de las amigas de Laurie.





Zombie nos ofrece con este Halloween un perfecto ejemplo de remake de libro, y es que, tomando como base y con un respeto absoluto la obra de Carpenter, el director ofrece una obra propia, con su característico sello visual comandado por una fotografía sórdida, una ambientación malsana y una mayor degradación en el tratamiento de las secuencias, existiendo en las casi dos horas de metraje de la película dos parte muy claramente diferenciadas.



Y es que los primeros sesenta minutos son una aportación absoluta de Zombie a la psique de Myers, abordando la niñez de este personaje donde el maltrato, el abandono y la violencia son parte inherente en su día a día, construyendo de esta forma a un ser aislado socialmente, algo perfectamente apuntado en su constante utilización de caretas como forma de evadirse de una autoconsciente tendencia al mal, y es que como bien apunta el propio personaje a su madre sobre su obsesivo uso de máscaras, “Esconden mi fealdad”. Precisamente la relación de absoluta ternura y cariño entre madre e hijo es otro interesante apunte puesto por Zombie sobre el tablero, siendo el trágico final de ella el catalizador para que Myers inicie una nueva vorágine de muerte y destrucción. Lo mismo sucede con la interacción entre los personajes de Myers y Loomis, construida a lo largo de este tramo inicial y que sirve para justificar la posterior obsesión del personaje al que da vida McDowell por Myers.



Tras esta aportación de Zombie a un personaje que, contrariamente a  lo que hizo Carpenter eludiendo cualquier tipo de explicación que tratara de justificar o racionalizar el posterior comportamiento de este asesino, es analizado creando una sólida base que servirá de fuente de cultivo de toda la maldad que posteriormente eclosionará, llega el momento de replicar lo narrado en la película de 1978, sabiendo el director refilmar las escenas más icónicas aportando su particular estilo. Es en el excesivamente alargado clímax final donde Zombie deja patente que Carpenter fue mucho mejor a la hora de generar suspense con un enfrentamiento final entre Laurie y Myers más conciso y no por ello menos aterrador. La principal diferencia entre la obra de Carpenter y Zombie llegados a este punto es, no solo el diferente tratamiento psíquico del personaje de Myers, sino el diferente concepto que de este hacen ambos. Así, mientras en la película de 1978 era presentado como una figura oculta entre sombras, casi un ente espiritual que da más miedo por su aparente capacidad para la omnipresencia, en el remake de 2007 Myers es una máquina de matar amparada en un físico de titán con una fuerza brutal que le convierte casi en imparable. 



Un interesante reinicio de la saga que sabe respetar al clásico pero imbuyendo a Halloween en una nueva forma de hacer y ver el cine de terror, y concretando aún más, que personaliza en la película las fobias, filias y manías de un director tan personal a la hora de rodar como es Zombie. Myers había resurgido de sus propias cenizas. 

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