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martes, 15 de enero de 2019

HALLOWEEN RESURRECTION (HALLOWEEN RESURRECTION, 2002) 84´



Doppelganger es un reality show que se proyecta por internet, y que ha decidido llevar a cabo una emisión en directo desde la casa abandonada en la que Michael Myers pasara sus primeros años de vida para acabar asesinando a su hermana en la noche de Halloween de 1963. Pero al llegar al lugar los participantes del show ignoran que no se encuentran solos en la morada. 



Tras el destacado éxito comercial de Halloween H20 era evidente que los productores de la franquicia iban a seguir explotando la gallina de los huevos de oro, en este caso a Michael Myers, teniendo que pasar sin embargo cuatro años para ver estrenada esta octava entrega. Curiosamente, Rick Rosenthal, quien fuera responsable de la segunda parte de la saga, y por ende, director de una de las mejores continuaciones de toda la franquicia, firma esta continuación, la cual se encuentra en las antípodas de su anterior trabajo dentro de la saga, esto es, se trata de una de las peores cintas sobre Michael Myers de todas las que llevamos estrenadas.





La película pudo contar con la presencia como reclamo de Jamie Lee Curtis, quien protagoniza un prólogo inicial de quince minutos totalmente independiente del resto de metraje, lo que evidencia en este 2002 la ya notoria influencia de la saga Scream dentro del propio género slasher. Este tramo por otra parte es el más logrado de toda la cinta, siendo curiosa cierta sensación de desapego de la propia Jamie Lee Curtis de esta entrega, algo que justificamos en un poster que ni siquiera tiene una imagen actual de la actriz, y que  toma prestada una imagen promocional de esta de Halloween H20. El resto del elenco artístico es un total despropósito en cuanto a personajes e interpretaciones, quedando la protagonista principal, Bianca Kajlich, muy pero que muy lejos de las hechuras no solo de la propia Curtis, sino del resto de los diferentes intérpretes responsables de cargar con el rol de víctima principal en títulos anteriores, la pequeña Danielle Harris incluida. El rapero y actor Busta Rhymes pretende emular al simpático personaje al que diera vida Ll Cool J en la anterior entrega, ofreciendo sin embargo una actuación paródica y sobreactuada, que llega a sacarnos de la tensión de la película. La modelo Tyra Banks completa el espectro de actores negros, tratando indisimuladamente la película de llegar a este tipo de público, potencialmente muy goloso de cara a la taquilla. Resaltar de entre un grupo de totales desconocidos y por curiosa la intervención de Thomas Ian Nicholas, uno de los protagonistas de la saga American Pie. Michael Myers es interpretado en esta ocasión por el especialista Brad Loree.



Como decíamos, la película se inicia con un interesante, y con todo valiente prólogo en lo visual, pero en el que hay que denunciar la insulsa y forzada explicación que se da para relatar el porqué Michael Myers no ha muerto tras haber sido decapitado por el personaje de Laurie Strode en la película anterior. Esto da una sensación, que además se mantiene en la historia central, de una base argumental con alguna idea interesante que sin embargo ha sido pobremente desarrollada a la hora de dar forma definitiva al guion. Si en el arranque de la película veíamos la herencia de Scream y secuelas, no podemos obviar la película de 1999 El proyecto de la bruja de Blair, cuyo inesperado y brutal éxito rescataría el género del falso documental o metraje encontrado. Algo de esto vemos en la película, reflejado en el uso de las cámaras que plagan la casona en la que viviera Myers y su familia y que incluso los propios protagonistas llevan consigo. Una buena idea sobre el papel pero que a la hora de trasladarse a la pantalla acaba por resultar cargante y mareante, en parte debido a un montaje caótico y demasiado frenético a la hora de jugar con los diferentes puntos de vista de una misma secuencia, lo que acaba por marear al espectador.





Otro de los principales puntos débiles de la película es su apuesta por un tono de humor, concentrado en el personaje de Busta Rhymes, que rompe la intencionalidad de la película a la hora de generar tensión. Esta idea se plasma a la perfección en el último cuarto de hora, y es que mientras el personaje de Sara es perseguida y acosada por Myers a lo largo de la casa, siendo guiada esta a través de su Smartphone por un personaje ubicado en el exterior y que está siguiendo el reality desde un ordenador, nos encontramos con uno de los mejores momentos de la película, con una buena construcción de la secuencia y un  manejo de la tensión que nos hace creer que el epílogo estará a la altura del prólogo, salvando de esta manera a la película de la quema. Pero es en el momento en que el personaje al que da vida Busta Rhymes que entra en plano, que el humor más simplón y las resoluciones más absurdas tienen cabida, algo que penaliza inclusive al propio Myers, que pierde buena parte de su empaque conceptual a mayor gloria del personaje de Rhymes.   



Es así como esta octava entrega tira por tierra todo lo recuperado por Halloween H20 en cuánto a renacimiento de la saga, ofreciendo un trabajo que no gustaría a la crítica y tampoco contentaría al gran público, haciendo obligado un renacer a la saga mediante un remake que llegaría cinco años después.

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