Una joven viaja a Detroit para una entrevista de trabajo alquilando para
ello una casa en la que vivir los días que necesita pasar en la ciudad. Sin
embargo, al llegar a esta descubre que ya ha sido alquilada por otra persona, y
a pesar de las reticencias iniciales de compartir el lugar con un absoluto extraño
finalmente decide quedarse.
Una película que a lo largo de sus cerca de cien
minutos fluctúa entre una estimable y fresca cinta de terror y un título por
momentos anodino y que deja en el espectador una sensación de déjà vu. Así, la
película comienza con un primer acto en el que se aborda el encuentro entre los
dos personajes que han alquilado una misma casa, un de inicio misterioso hombre
y una vulnerable mujer, jugando perfectamente el director con la sensación de
inseguridad de ella por compartir espacio con alguien de quien desconoce
absolutamente todo. Durante esta primera parte podemos ver un manejo excelente
del suspense de la situación, llegando a ser participes como espectadores de
las mismas sensaciones de intranquilidad que atenazan a la protagonista
convirtiéndose este inicio en un interesante ensayo que nos habla de los miedos
de ellas a la hora de enfrentarse a situaciones en las que se hace patente su
vulnerabilidad. Inteligentemente y cuándo creemos conocer el tono que va a
adoptar la película esta hace un viraje que nos lleva desde un tipo de historia
a otra bien diferente para finalizar de esta forma con un corte abrupto que
supone el final del acto.
De esta forma pasamos a uno de los momentos más
tediosos de este viaje entre el disfrute para el aficionado y cierta sensación
de oportunidad desperdiciada, focalizada este en la larga carta de presentación
del tercer personaje central en discordia, situación que además de estar
estirada en exceso de manera innecesaria, rompe el tono que la película había mantenido
hasta ese momento para rozar por momentos la comedia. Es la presencia y forma
de actuar de este nuevo personaje quizás el mayor lastre de una propuesta que
hasta ese momento se estaba manejando con soltura dentro de los postulados de
una trama que va desgranando los elementos que la conforman con cuentagotas,
siendo posiblemente la necesidad del director de introducir numerosos giros en
la película lo que finalmente acaba lastrando por momentos lo que era una
interesante propuesta dentro del género de terror.
La película remonta gracias a un flashback que
nuevamente supone un cambio de tono, en este caso inclusive estético, algo
necesario para recrear la citada escena ubicándola como si de un momento de
cierto aire onírico se tratara, pasando de esta forma de una oscuridad que
protagoniza el tono visual de la película a un momento enormemente
luminoso, secuencia que nos sirve además
para seguir desgranando lentamente los entresijos de una historia revelada con
cuentagotas. Llegado este momento es interesante recalcar la utilización de uno
de esos barrios prácticamente abandonados que podemos encontrarnos en la ciudad
de Detroit como escenario central, sabiendo sacar todo el partido del mundo a esta
especie de pueblo fantasma, y que además da coherencia a determinados momentos
y situaciones vividas por los protagonistas que caso de haberse ubicado la
película en un barrio residencial tipo hubieran sido más complicadas de hacer
creer, aumentándose de esta manera la sensación de vulnerabilidad de los personajes
más allá de las paredes de la casona en donde tiene lugar el grueso de la
trama. Una casa convertida en un protagonista más y que ejerce como un eficaz elemento
terrorífico gracias a ese sótano plagado de recovecos y esquinas tras las
cuales se esconde una presencia terrorífica. Y si el tramo que tiene lugar
dentro de la casa vuelve a resultar estimulante dentro del género al que
representa el acto final ya en el exterior nos deja una sensación de forzada
traca final que una vez más rompe en parte el tono más intimista que por
momentos tiene la película.
La película está escrita y dirigida por un
desconocido Zach Cregger, quien además de reservarse un papel como intérprete
logra crear con Barbarian un título en parte diferente, aunque igualmente haya
que resaltar no llega a erigirse como la gran obra dentro del cine de terror
que algunos se empeñan en otorgarla. Y esto es debido a que la película,
deudora tanto a nivel conceptual como visual de títulos pretéritos como El
sótano del miedo, El proyecto de la bruja de Blair e incluso nuestra Rec, no es
capaz de mantener durante todo su metraje los aciertos presentados, los cuales
acaban siendo esperanzadores fogonazos entre una propuesta amena pero que no
deja finalmente ese poso de haber resultado un título de refrescante dentro de
la parrilla de estrenos de ese año del género de terror.
Georgina Campbell, una actriz a la que hemos
podido ver principalmente en televisión, se convierte en la particular final
girl de la película, siendo especialmente eficiente en ese tramo inicial en el
que se maneja como una mujer indefensa y dubitativa que duda entre la idea de
que su compañero de morada sea alguien inofensivo e incluso pueda llegar a
atraerle o que se encuentre compartiendo espacio con un tipo siniestro y
peligroso. Le acompañan en este descenso a los infiernos nombres como los de
Kate Bosworth, la Louis Lane de Superman returns, quien aparece en un papel
secundario, así como tres actores enormemente ligados al cine de terror. De una
parte Justin Long, cuyo exagerado y en cierto modo forzado personaje es uno de
los culpables de bajar puntos a la película y a quien hemos podido ver en la
terrorífica Jeepers Creepers, la alocada Arrástrame al infierno o la extravagante Tusk. Otro de esos nombres
propios ligados al género es el del habitualmente secundario Richard Brake, a
quien hemos podido ver en Maquina letal, Doom, Hannibal, el origen del mal, El
bunker, Perkins 14 o ya siendo dirigido por Rob Zombie en Halloween 2, 31, 3
del infierno o La familia Munster. Finalmente citar la presencia de Bill
Skarsgard, quien además ejerce de productor ejecutivo de la película, y que
gracias a su papel de Pennywise en It se ha convertido en una figura de culto
dentro del género.
Así, y en contra de muchas de las críticas leídas sobre Barbarian, la película de Cregger es un título que acaba siendo víctima de su propia ambición, ya que en lugar de centrarse en aquello que finalmente funciona en la cinta, abre demasiado las expectativas a la hora de abarcar más de lo que finalmente la trama da de sí, lo que unido a las expectativas creadas de inicio por ese aluvión de buenas reseñas acaba dejando a uno con la sensación de oportunidad perdida. Todo ello resulta finalmente en un título que te acaba dando una de cal y otra de arena, y aunque en el cómputo final la estancia en esta casa con misterio acabe convenciendo hay que reconocer que al menos para servidor no estaríamos hablando de una de las películas top dentro del cine terror de 2022. Si consultan la cartelera de estrenos de este género de ese año sabrán de que les hablo.