FICHA TÉCNICA
Dirección -Ryan Nicholson
Guión -Ryan Nicholson/Patrick Coble
Fotografía -Jay Given
Música -Patrik Coble
Producción -Patrick Coble
Guión -Ryan Nicholson/Patrick Coble
Fotografía -Jay Given
Música -Patrik Coble
Producción -Patrick Coble
INTÉRPRETES
Dan Ellis (The John)
Nathan Dashwood (Hanger)
Ronald Patrick Thompson (Leroy)
Debbie Rochon (Rose)
Wade Gibb (Russell)
Dan Ellis (The John)
Nathan Dashwood (Hanger)
Ronald Patrick Thompson (Leroy)
Debbie Rochon (Rose)
Wade Gibb (Russell)
SINOPSIS
Una prostituta embarazada es sometida a una brutal extracción del bebe de sus entrañas por el proxeneta que la explota. Arroja el feto a la basura sin saber que ha sobrevivido y que dieciocho años después buscará junto a su padre la venganza.
Ryan Nicholson autor de la brutal Gutterballs (2008) continua fiel a sus principios y presenta una obra donde lo bizarro se erige como auténtico protagonista. Haciendo más mención a lo escatológico que al gore sangriento propiamente reconocido, la película es un continuo ejercicio de consciente mal gusto.
El director lleva de esta forma su provocación hasta el final, mostrando sin ningún tipo de rubor secuencias de un alto grado de violencia así como de un contenido sexual explícito.
La historia es lo de menos, lo interesante es mostrar una especie de submundo poblado de personajes siniestros en lo moral y lo físico, un señuelo que funciona y que podría dar mejores resultados de no ser tan elevado el nivel de regodeo escatológico y sexual.
Nicholson cuenta para la ocasión prácticamente con el mismo plantel de actores que ya rodaron para el la mencionada Gutterballs, y que ocultan sus rostros en el caso de ellos bajo unas bien logradas capas de maquillaje que nos retrotraen (salvando las distancias entre ambas cintas) a Dick Tracy (1990).
Lenguaje obsceno, escenas obscenas y guión obsceno para un título que sin embargo tiene elementos de interés apoyados en la concepción propia de un universo tan degradado.
Escena: El uso que de la percha hace el personaje de Leroy sobre una embarazadísima Rose.
Lo mejor: El concepto visual y moral de los personajes.
Lo peor: El exceso de escatología llega a desbordar por momentos.
Curiosidad: En la habitación que Hanger y Russell comparten podemos ver sobre el televisor un bolo, guiño confeso a los espectadores sobre Gutterballs, obra anterior del director.
Valoración: 6/10
Una prostituta embarazada es sometida a una brutal extracción del bebe de sus entrañas por el proxeneta que la explota. Arroja el feto a la basura sin saber que ha sobrevivido y que dieciocho años después buscará junto a su padre la venganza.
Ryan Nicholson autor de la brutal Gutterballs (2008) continua fiel a sus principios y presenta una obra donde lo bizarro se erige como auténtico protagonista. Haciendo más mención a lo escatológico que al gore sangriento propiamente reconocido, la película es un continuo ejercicio de consciente mal gusto.
El director lleva de esta forma su provocación hasta el final, mostrando sin ningún tipo de rubor secuencias de un alto grado de violencia así como de un contenido sexual explícito.
La historia es lo de menos, lo interesante es mostrar una especie de submundo poblado de personajes siniestros en lo moral y lo físico, un señuelo que funciona y que podría dar mejores resultados de no ser tan elevado el nivel de regodeo escatológico y sexual.
Nicholson cuenta para la ocasión prácticamente con el mismo plantel de actores que ya rodaron para el la mencionada Gutterballs, y que ocultan sus rostros en el caso de ellos bajo unas bien logradas capas de maquillaje que nos retrotraen (salvando las distancias entre ambas cintas) a Dick Tracy (1990).
Lenguaje obsceno, escenas obscenas y guión obsceno para un título que sin embargo tiene elementos de interés apoyados en la concepción propia de un universo tan degradado.
Escena: El uso que de la percha hace el personaje de Leroy sobre una embarazadísima Rose.
Lo mejor: El concepto visual y moral de los personajes.
Lo peor: El exceso de escatología llega a desbordar por momentos.
Curiosidad: En la habitación que Hanger y Russell comparten podemos ver sobre el televisor un bolo, guiño confeso a los espectadores sobre Gutterballs, obra anterior del director.
Valoración: 6/10
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