FICHA TÉCNICA
Dirección -Oliver Blackburn
Guión -David Bloom/Olivier Blackburn
Fotografía -Nanu Segal
Música -Francois Eudes
Producción -Robin Gutch/Mark Herbert/Angus Lamont
INTERPRÉTES
Robert Boulter (Sean)
Nichola Burney (Tammi)
Tom Burke (Bluey)
Jaime Winstone (Kim)
SINOPSIS
Tres chicas conocen a varios jóvenes en una discoteca, acompañándoles más tarde a un yate en el que estos trabajan de tripulación y del que disponen libremente al ausentarse los dueños. En alta mar un cóctel de drogas y sexo salvaje originará la tragedia.
Sorprendente película que Blackburn conduce con elegancia y solvencia a pesar de las trabas que a priori soporta: una historia que podía caer en el absurdo, limitada temporal y físicamente y con tan solo siete actores.
Y la jugada resulta. La historia está planificada sin prisas, mostrando un prólogo que nos lleve al detonante de la tragedia y a un in crescendo progresivo donde predomina la tensión frente a los efectos sanguinolentos.
Limitar la historia a un espacio físico como es un barco en medio de la mar, permite jugar con la soledad, con un espacio claustrofóbico que no permite huidas y ante el cual hay que asumir las consecuencias de los actos cometidos.
Si a todo lo anterior unimos a un grupo de actores que en su mayoría resultan creíbles y valientes en sus respectivos papeles, el resultado es una cinta muy recomendable, donde se pone de manifiesto que el mayor de los terrores es el creado por el mismo hombre.
Todo un alegato contra la falsedad, el egoísmo y la individualidad de las personas que en una situación dramática tratan de salvar cada uno su propio pellejo.
Escena: La secuencia en la que arrojan el cuerpo de Kim al agua, punto de inicio del horror.
Valoración: 8/10.
Guión -David Bloom/Olivier Blackburn
Fotografía -Nanu Segal
Música -Francois Eudes
Producción -Robin Gutch/Mark Herbert/Angus Lamont
INTERPRÉTES
Robert Boulter (Sean)
Nichola Burney (Tammi)
Tom Burke (Bluey)
Jaime Winstone (Kim)
SINOPSIS
Tres chicas conocen a varios jóvenes en una discoteca, acompañándoles más tarde a un yate en el que estos trabajan de tripulación y del que disponen libremente al ausentarse los dueños. En alta mar un cóctel de drogas y sexo salvaje originará la tragedia.
Sorprendente película que Blackburn conduce con elegancia y solvencia a pesar de las trabas que a priori soporta: una historia que podía caer en el absurdo, limitada temporal y físicamente y con tan solo siete actores.
Y la jugada resulta. La historia está planificada sin prisas, mostrando un prólogo que nos lleve al detonante de la tragedia y a un in crescendo progresivo donde predomina la tensión frente a los efectos sanguinolentos.
Limitar la historia a un espacio físico como es un barco en medio de la mar, permite jugar con la soledad, con un espacio claustrofóbico que no permite huidas y ante el cual hay que asumir las consecuencias de los actos cometidos.
Si a todo lo anterior unimos a un grupo de actores que en su mayoría resultan creíbles y valientes en sus respectivos papeles, el resultado es una cinta muy recomendable, donde se pone de manifiesto que el mayor de los terrores es el creado por el mismo hombre.
Todo un alegato contra la falsedad, el egoísmo y la individualidad de las personas que en una situación dramática tratan de salvar cada uno su propio pellejo.
Escena: La secuencia en la que arrojan el cuerpo de Kim al agua, punto de inicio del horror.
Valoración: 8/10.
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