Beth acude a visitar a su hermana mayor y a sus tres sobrinos tras conocer
para su sorpresa que está embarazada. La noche que llega al edificio donde vive
su familia un terremoto deja al descubierto una bóveda subterránea
perteneciente al antiguo banco que ocupaba el espacio de viviendas actual.
Allí, Danny, uno de los jóvenes, encuentra en un sarcófago protegido por
multitud de crucifijos y otras reliquias religiosas un extraño libro, así como
unos discos antiguos que datan de cien años atrás.
Última película hasta la fecha de una de las
sagas de terror más notables de las últimas décadas en tanto mantiene unos
altos estándares de calidad a lo largo de las cinco películas estrenadas, las
cuales se complementan con el cortometraje que sirvió para conseguir la
financiación necesaria para dar luz verde a la película original además de una
divertida y pasada de vueltas serie para televisión, siendo estos los
referentes audiovisuales que conforman de momento la franquicia. Y decimos
hasta la fecha porque el éxito entre los aficionados al terror así como de la
propia saga cosechado por la película unido a una taquilla que ha logrado
multiplicar casi por ocho un presupuesto de diecinueve millones de dólares hace
creer que más pronto que tarde se estrene una nueva entrega que sumar a una serie
de títulos iniciada en 1981 con una Posesión infernal convertida en título de
culto dentro del terror contemporáneo.
Tres de las principales cabezas visibles de la
película estrenada hace más de cuarenta años participan en este caso en labores
de producción, lo que redunda en un título enormemente respetuoso con la saga a
la que pertenece. Nos referimos a Sam Raimi, director de las tres primeras
películas, Rob Taper, encargado de la producción en todas y cada una de las
entregas y Bruce Campbell, convertido especialmente a raíz de la primera
secuela, Terroríficamente muertos, en alma mater de la saga además de erigirse
como uno de los personajes más icónicos y carismáticos dentro del cine de
terror gracias a su Ash Williams. El director en esta ocasión es Lee Cronin,
autor también del guion de la película, y quien con tan solo una película a sus
espaldas además de un puñado de cortometrajes englobados dentro del género, ha
tenido la osadía de enfrentarse a la complejidad que es abordar un proyecto con
tantas expectativas para el fandom, especialmente tras la buena acogida del
remake orquestado por Fede Álvarez en
2013. Y el resultado no podría haber sido mejor. Cronin demuestra una pasión
por la saga que queda evidenciada en la cantidad de homenajes y guiños
presentados a lo largo de la película, e iniciados ya con ese arranque que
emula los alocados y personalísimos travellings de Raimi, a lo que podríamos
sumar el uso de los efectos de sonido como un componente crucial a la hora de
generar terror, el guiño a la endemoniada Henrietta como logo de la tienda de
pizzas, el uso en una de las secuencias de la sangre anegando los botones del
ascensor tal como sucediera con la lente del proyector en la película de Raimi,
los tatuajes de una de las protagonistas con forma de espinos en clara alusión
a las truculentas escenas de la violación en Posesión infernal y su remake así
como la propia posesión de este mismo personaje sustituyendo en esta ocasión
las ramas del bosque de las cintas pretéritas por los propios cables del
ascensor del edificio. La aparición de la motosierra y la escopeta, el globo
ocular saliendo de la cuenca del ojo, la decapitación de la muñeca imitando la
muerte de la novia de Ash… el visionado de la película es un deleite continuo
para el fan de la saga. Y no solo podemos vislumbrar guiños a Posesión
infernal, sino que en determinadas escenas son muchos los homenajes a películas
seminales del género de terror como El exorcista, con una endemoniada que eleva
al cuadrado esa icónica secuencia de la araña descartada en el primer montaje
de la película de 1973 y recuperada posteriormente para el director´s cut, el
momento del ascensor anegado de sangre es una evidente alusión a El resplandor,
la arquitectura del edificio donde se desarrolla la acción nos recuerda a la
vivienda donde tenían lugar los acontecimientos de Muñeco diabólico, esa idea
de unos personajes atrapados sin posibilidad de escapar es muy referencial al
cine de John Carpenter, la escena de la trituradora en el garaje emula ese
final tan gore de Braindead, incluso ese Buick en el que las protagonistas
tratan de huir casi acabando la película podría interpretarse como un guiño a
un Stephen King, autor de la novela Buick 8, un coche perverso, cuya crítica de
Posesión infernal supuso el espaldarazo que la película necesitaba para
convertirse en el hito que es hoy en día.
Pero no solo de homenajes vive una película que
es enormemente recomendable para el fan del horror por sus propias virtudes,
las cuales no son pocas, hasta el punto de convertir esta Posesión infernal, el
despertar en título de obligado visionado de entre las películas dentro de su
género estrenadas en 2023. Lo primero que cabría destacar es la capacidad de su
director a la hora de componer enormes secuencias de terror, para lo cual se
ayuda no solo en una iluminación sobresaliente que refuerza la idea de opresión
de unas víctimas incapaces de poder escapar de un edificio que traslada toda la
potencia visual de la cabaña de las primeras dos películas y del remake
estrenado en 2013 a un entorno urbanita pero igualmente desasosegante, lo mismo
que sucede con un uso del sonido excelso y que es igualmente funcional a la
hora de conseguir ese fin último de angustiar al espectador. Y es que Cronin se manifiesta como un
excelente realizador a la hora de planificar y filmar encuadres tremendamente
efectivos, como la primera aparición del personaje de Ellie ya endemoniada en
la cocina de la casa, el momento de la bañera o toda la escena mostrada a
través de la mirilla de la puerta del piso de las protagonistas, y que hacen de
esta Posesión infernal una verdadera experiencia dentro del cine de terror. Sí
que es cierto que en su afán por cubrir todos los espectros de una saga que
recordemos, en su segunda y tercera entrega lindaban con la comedia gore, no siendo
este el caso, la película nos lleva a un acto final excesivamente pasado de
vueltas, lo cual si bien descoloca algo al espectador por ese tono más cercano
al terror puro y sin estridencias mostrado hasta ese momento, no hace perder a
la película su fuerza, ya que todo aquel que conozca la saga sabe que está
viendo una película de Posesión infernal.
Pero si la película funciona tan bien como lo
hace, no es únicamente por la pericia de su director a la hora de componer una
colección de escenas enormemente terroríficas ni por un guion que sabe recoger
todo el espíritu de la franquicia para plasmarlo en pantalla. Hay que reseñar
igualmente a unos personajes que en apenas unos minutos son excelentemente
presentados, así como dibujados en una psique que a pesar de apenas dedicar metraje a
este momento los convierte en enormemente creíbles, lo que hace que esa familia
algo disfuncional que va a vivir la
noche más terrorífica y trágica de su vida conecte inmediatamente con el espectador. Si a
esto sumamos la valentía de introducir en la ecuación a unos personajes
enormemente jóvenes a quienes llevar al límite y además sin acobardarse a la
hora de definir como acabaran varios de estos, una final girl con hechuras que
además experimenta una evolución desde despreocupada tía a ser capaz de
sacrificarse por su familia, todo gracias a una secuencia de presentación que
define el porqué actúa como lo hace, y una endemoniada principal que se erige
gracias a la interpretación de una soberbia Alyssa Sutherland (Vikingos) en lo mejor de la
película y posiblemente referente a la hora de componer este tipo de personajes
en títulos posteriores, el resultado a nivel de personajes no puede ser más
satisfactorio.
Y si la película logra dar el miedo que da y conectar con el espectador más allá de la brutalidad de unas secuencias que siguen haciendo gala, y esa es otra marca de la casa de la franquicia, de ese saber jugar con momentos enormemente denterosos como sucede en esta ocasión con el uso que se da del rallador de queso, es porque pervierte de manera enormemente cruel la figura de una madre que pasa de ser la protectora de sus hijos a convertirse en su gran amenaza. Ello unido a la manera en que el demonio juega con esa idea para así poder confundir, desesperar y finalmente poder dar caza a sus víctimas hacen de Posesión infernal el despertar un título que cumple uno por uno con todos sus objetivos de inicio. Y esa es una gran noticia para el fan de la saga.